Nos encontramos ante una privilegiada zona geográfica cercana al Estrecho de Gibraltar "Gebel al Tarik", que ha sido desde tiempos remotos una encrucijada de pasos migratorios como del atún rojo de almadraba (arte para la pesca del atún), que ya desde los romanos (Baelo Claudia, Bolonia), constituyó su principal fuente económica aunque su origen es de época fenicia y púnica, alcanzando gran desarrollo en el mundo romano. Es una zona privilegiada de pesca gracias a la migración anual del atún, que pasa dos veces al año, mayo y julio, para desovar en el Mare Nostrum y que tienen en el Estrecho un paso obligado.
Los chamanes de las tribus del Neolítico conocían que las orcas perseguían a los atunes entre julio y comienzos de septiembre. Los atunes en grandes bancos aprovechaban las corrientes marinas para recorrer miles de kilómetros desde las proximidades del Círculo Polar Ártico, pasando por el Estrecho de Gibraltar en dirección a las aguas templadas de Mar Mediterráneo para realizar la puesta.
El chamán desde la parte más elevada de la montaña avistaba de la llegada de las orcas que eran visibles desde la Costa de Trafalgar que avisaban de la llegada del atún. Muchos atunes heridos por las orcas quedaban varados en la Costa de Trafalgar siendo aprovechada su exquisita carne para dar de comer a su poblado. Los restos del atún eran devueltos al mar como alimento para las orcas, con lo que la estrategia de caza era beneficiosa para ambas especies. Miles de kilos de sabrosa carne de atún aseguraban el sustento de su reducida población.
Las orcas acosaban a los atunes que buscaban escapar de sus depredadores naturales siendo empujados hacia la costa donde quedaban varados o hacia las almadrabas.
Durante la primera luna llena de primavera, coincidiendo con la Semana Santa la llegada de atunes comienza a ser masiva. Las orcas lo saben y esperan sin prisas la llegada de los bancos de atunes. Los restos de atún en las cuevas neandertales y las pinturas rupestres en las Cuevas de las Orcas, que datan del Neolítico, así lo confirman.
El ser humano siempre ha necesitado de un barquero que le ayude a atravesar sus propias sombras y angustias. Y es ahí donde interviene el brujo, el hechicero o el chamán al cumplir un papel fundamental al actuar como presunto intermediario entre la tribu y la divinidad, entre la comunidad y el Trascendente.
Existen en Europa cuatro zonas de almadrabas: Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa. La escultura de la enorme veleta del atún es obra del artista chiclanero Pedro L. Barberá Briones. Tiene cuatro metros de altura, coronada por una figura que representa a un atún de tres metros de alto por siete de largo, y construida en bronce.
El monumento refleja la importancia y la tradición acumulada durante siglos que la explotación de este recurso natural ha tenido en el desarrollo económico y social de la costa de Cádiz. Con ella se reconoce al atún como elemento diferenciador y único de una región que se ha movido entorno a su captura y comercialización desde tiempos inmemoriales.
Playa de los Alemanes
Desde la Playa de los Alemanes iniciamos nuestra subida en busca del Faro de Camarinal donde nuestra retina captaba una bella panorámica con el Cerro de San Bartolomé [a 444 m.s.n.m.] en la parte oriental tras los pinares de pinos piñoneros, la Playa del Cañuelo, desde donde se observa en su parte más elevada las Dunas de Bolonia con Baelo Claudia como vestigio romano donde una copia del emperador Trajano brilla con luz propia, y la Punta de Camarinal al final de la panorámica natural. En la parte más occidental se encuentra la Torre o Faro de Camarinal con la Playa de los Alemanes como testigo de nuestra presencia por aquellos lares.
Existe una creencia popular que nos dice que la colina donde a sus pies se ubica la Playa de los Alemanes en Atlanterra, en el término municipal de Zahara de los Atunes, sirvió como discreto refugio para algunos nazis que huyeron del avance aliado durante la Segunda Guerra Mundial, bajo la protección de Franco.
Playa del Cañuelo
A lo largo de nuestro recorrido desde Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa se pueden observar unas enormes veletas de bronce en forma de atún que nos indica que estamos ante pueblos pesqueros que han sido depositarios de un ancestral método de pesca, denominado “almadraba”, desde tiempos de los fenicios. El término “almadraba” o atunara proviene del andalusí ”lugar donde se golpea o lucha” en referencia a la titánica lucha ejercida entre el hombre y los grandes atunes.
Podría decirse que el oro rojo [el atún de almadraba] transita a través de la costa de Trafalgar por una especie de Vía de la Plata “por el color del atún blanco plata” hasta desovar en el antiguo Mare Nostrum, nombre que denominaron los romanos tras vencer Escipión a los cartagineses ejerciendo a partir de entonces la supremacía naval. Anteriormente, fue denominado Mar Medi Terraneum “Mar entre dos tierras”. Una lucha ancestral y titánica entre el ser humano y los grandes atunes en su paso migratorio hacia el "Mare Mostrum".
Muchísimas calles de estos pueblos pesqueros llevan efluvios marineros como por ejemplo: almadraba, almadraberos, ancla, Atlántico, babor, barlovento, bitácora, embarcadero, estribor, faro, fragata, goleta, Lepanto, levante, Mediterráneo, melva, pez espada, poniente, ronqueo, salmonete, sardina, sotavento, Trafalgar, varadero o velero, entre otros muchos.

Nuestra ruta senderista [dificultad media]
Antes de llegar al Faro de Camarinal con mi amigo Alonso transitamos por un búnker existente en la playa de Atlanterra, que fuera mandado construir por la Dictadura de Franco entre 1939 a 1943 usando prisioneros republicanos como mano de obra "esclava" bajo la denominación "batallones disciplinarios" que erigieron cientos de ellos en la Frontera Sur. La arbitrariedad, el hambre y las enfermedades debilitaban las escasas defensas de unos seres humanos utilizados como "mano de obra barata" como resultado de una extrema miseria moral y humana que caracterizó a una época.
Comenzamos en el Faro de Camarinal, a 50 m.s.n.m. Una torre vigía que fue construida hace más de cinco siglos con fines defensivos, para transmitir señales visuales o acústicas, de una torre a otra, para evitar que los turcos berberiscos continuasen asolando nuestras costas.
No hay que ser muy observador para darse cuenta de que la acción constante del fuerte viento de levante obliga a los árboles jóvenes a adaptarse a la dirección que marca el dios Eolo, impidiendo su crecimiento normal en las zonas más expuestas como son los árboles situados en las zonas más elevadas o expuestos en la costa, creciendo de forma achaparrada como si fuesen cortados por el fuerte viento de levante, que actúa como si fuese la gubia de la Madre Naturaleza.

Dinamizado por los vientos marinos del Atlántico y de Mediterráneo, el Parque Natural del Estrecho fue escogido por numerosas civilizaciones desde tiempos muy remotos, albergando una exuberante y singular riqueza natural.
Animales y plantas han tenido que adaptarse a unas condiciones climáticas marcadas por los vientos, la sequía, la insolación y la maresía, así como una confluencia de entornos naturales muy distintos, entre los que encontramos acantilados, plataformas de abrasión, dunas, campiña, sierras litorales y paradisiacas playas de una finísima arena blanca. Disfruta de entrecruzamientos y circulaciones, millares de aves marinas y mamíferos utilizan cada año los caminos del agua y del aire que surcan el Estrecho, en su aventura migratoria intercontinental.
La vegetación que predomina en esta zona está representada por los palmitos [única palmera autóctona de la Península Ibérica], lentiscos, enebros, sabinas y pinos piñoneros, la mayoría cortados como cuchillos por la fuerza del viento. A la izquierda destaca una de las mejores playas conservadas en el litoral gaditano, la Playa del Cañuelo.
Seguimos ascendiendo a través de una angosta carretera, sinuosa y mal asfaltada con un desnivel superior a los 400 metros. Una señalización nos avisa que nos encontramos en zona militar. Y llegamos a una zona denominada “Bulder El Helechal” con bosques espectaculares y zonas de enormes piedras erosionadas por la lluvia y el viento durante millones de años produciendo en la piedra agujeros similares al queso gruyere.
Y llegamos al abrigo de la Sierra de la Plata, a los pies de la Cueva del Moro, donde nos observan varios buitres leonados. Desde un mirador situado frente a la Cueva del Moro se puede observar una impresionante laja de rocas areniscas que albergan rapaces como los buitres leonados, alimoches, y algún que otro halcón peregrino.
La Cueva del Moro está considerada el Santuario Paleolítico más meridional del continente europeo. Las figuras más antiguas tienen una edad de 20.000 años (incluso más antigua que la mundialmente famosa Cueva de Altamira, en Cantabria). Esta cueva fue descubierta en 1995 por el espeleólogo alemán Lothar Bergmann, fallecido el 11 de noviembre de 2009. A pesar de la importancia del yacimiento, el abrigo quedó sin protección y sufrió durante los años siguientes daños irreparables a causa de excursionistas incontrolados. Tampoco se realizó ningún otro estudio.
Tres años más tarde, el 7 de junio de 1999, Bergmann empieza un encierro en la cueva. En el tercer día de encierro, el 9 de junio, cuando se consigue la meta: Llegan los materiales para las rejas y comienzan los trabajos de protección del arte rupestre de la cueva. Gracias a esto todavía queda algo para investigar en este singular yacimiento.
Dunas de Bolonia
Desde el mirador existente a los pies de la Cueva del Moro se observa una vista general de la ensenada de Bolonia, destacando las dunas que se introduce en el pinar del Monte Camarinal, que forma parte del Monumento Natural Duna de Bolonia. En sus proximidades se encuentra el yacimiento arqueológico Baelo Claudia con su factoría romana donde la salsa “Garum” brillaba con luz propia al igual que el aceite de oliva virgen de la Bética romana, almacenados en ánforas de cerámica desde el puerto de Baelo Claudia hasta el puerto de Ostia en Roma.
Es interesante el término Mar Mediterráneo cuya etimología procede del latín «Mar Medi Terraneum», que significa «mar en el medio de las tierras». Será a partir de la II Guerra Púnica, en tiempos de Publio Cornelio Escipión Emiliano conocido como "El Africano" cuando el Imperio Romano se da cuenta de la supremacía naval y comienza a llamarlo “Mare Nostrum” o mar nuestro.
Los fenicios, griegos y cartagineses observaron que llegando la primera luna de mayo, los grandes atunes rojos migraban desde las frías aguas del Océano Atlántico a las cálidas del Mare Nostrum para desovar, cruzando el Estrecho de Gibraltar como paso obligado, muy cerca de las costas y regresaban de nuevo en otoño al punto de origen.
Los fenicios fueron los primeros en utilizar la almadraba de tiro como arte de pesca construyendo factorías de pescado en la zona y de ese modo obtener esos valiosos recursos del mar calando durante los meses de marzo y abril. Fueron los fenicios en el año 1100 a.C. los que enseñaron el arte de la pesca con almadrabas de tiro y técnicas de salazón a los habitantes de esta tierra. La ruta del atún -desde tiempos ancestrales- ha marcado la historia y la cultura de estos pueblos con efluvios y reminiscencias marineras.

Los romanos de Baelo Claudia relanzan esta actividad y extienden la fama de sus productos por todo el Imperio. Baelo Claudia estuvo ligada en esencia a las industrias del salazón del pescado, donde se fabricaba el famoso “garum”, una salsa realizada con vísceras fermentadas de pescado que eran altamente apreciada en la época, convirtiéndose en la salsa gastronómica más apreciada en Roma y según Plinio, con un valor sólo comparable sólo al de los perfumes.
Los restos de vísceras del atún en salazón se dejaban en salmuera al sol y se envasaban en ánforas para ser exportadas por mar al resto del Imperio Romano. El atún de almadraba llegaba todas partes del Imperio procedente de las capturas de las almadrabas del sur de la Península Ibérica.
La pesca del atún de almadraba, su tratamiento y conservación, en salazón, constituyó una industria floreciente en toda la costa gaditana y fue la causa fundamental para el nacimiento y prosperidad de Baelo Claudia -Bolonia-, donde el atún de almadraba constituyó su principal fuente económica que ha llegado hasta nuestros días de una manera artesanal.

Proceso ancestral del “Garum”
En primer lugar se introducían en pilas o fosas de piedra las hierbas aromáticas como el tomillo, romero y orégano y una capa de sal para compactar el fondo del recipiente. Posteriormente se depositaban los restos de las vísceras del atún y de nuevo se añadían las hierbas aromáticas añadiendo otra capa de sal para que cogiera cuerpo. Se dejaba 7 días al aire libre y al octavo día de movían los depósitos y se dejaban macerar 20 días más. El resultado era el "liquamen" o parte líquida.
La esencia resultante fue denominada "garum" que lo utilizaban el Roma para condimentar las comidas. Este auténtico manjar era envasado en ánforas fabricadas en los alfares para ser exportado por mar al resto del Imperio Romano.
El atún de almadraba llegaba todas partes del Imperio procedente de las capturas de las almadrabas del sur de la Península Ibérica. Era un condimento considerado afrodisiaco y sólo al alcance de los patricios.

Terminada nuestra ruta senderista orientamos nuestro sextante didáctico hacia la antigua Casa de la Almadraba, en Zahara de los Atunes. Junto al muro de piedra se puede observar un monumento en bronce a Miguel de Cervantes, que fuera donado el 14 de junio de 2023 por Eugenio Bargueño Gómez. En su parte frontal puede leerse:
En su obra "La Ilustre Fregona", del año 1613, Miguel de Cervantes Saavedra inmortaliza en la literatuta universal a Zahara de los Atunes y a su amadraba en el siguiente párrafo:
"En Carriazo vio el mundo un pícaro virtuoso
limpio, bien criado y más que medianamente discreto.
Pasó por todos los grados de pícaro
hasta que se graduó de maestro en las almadrabas de Zahara,
donde es el filibustero de la picaresca.
El Castillo de Zahara de los Atunes era una construcción de planta rectangular de unos 15.000 metros cuadrados delimitado por cuatro lienzos de muralla, realizado en mampostería con cal y guijarros. En su origen contó con tres torres; la de levante, de la que sólo se conserva la sillería de arranque, la de poniente y la de la vela, ubicada en la parte central donde se emplazaba el campanario, de la cual no quedan restos.
La muralla y sus torres denotan una clara función defensiva, desempeñando funciones residencial e industrial en lo referente a todo lo que concierne a la almadraba de Zahara.
Almacenes, saladeros, patio para guardar los barcos, hornos, pozos de agua dulce, pilas de salazón, carnicería, etcétera, eran las dependencias más valoradas.

Tiene su origen en la concesión que, en 1294, el Rey Sancho IV el Bravo hizo a D. Alonso Pérez de Guzmán por su defensa de la plaza de Tarifa, y de las almadrabas para la pesca del atún. Esta concesión pasó a los descendientes de Guzmán, los Duques de Medina Sidonia, que procedieron a su construcción en el siglo XV. Los vecinos de Vejer, a quienes pertenecían los terrenos interpusieron en 1.567 un pleito ante la Audiencia de Granada contra el Duque. Se paralizaron las obras hasta que el Duque recurrió a Felipe II, que le dio la razón, alegando que los terrenos donde se construía el castillo eran estériles y sin interés económico.
La fortaleza se construye como edificio auxiliar de las pesquerías de los Guzmanes en Zahara y Conil de la Frontera; siendo las más productivas de Europa durante siglos. Pero su verdadera razón de ser, fue la de alojar actividades asociadas a la elaboración y conservación del atún de almadraba y hasta 30 embarcaciones se guardaban en su recinto. En su interior se crearon las tradicionales chancas para los almadraberos y mercaderes en la compra del atún de almadraba. Sirvió también como residencia a los Duques de Medina Sidonia en sus viajes por la zona, para pedir cuentas de su almadraba al Capitán y al Justicia Mayor que vivían en la fortaleza.
El antiguo salero es actualmente la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (1906) que conserva la bóveda original del siglo XVI.

Quiero terminar estas humildes letrillas brindando como lo hacía el inolvidable guitarrista Diego del Gastor cuando comenzaba a tocar por soleá, en palabras del cantaor Antonio Ruiz "El Carpintero" que hago mías.
Cuando había que brindar, Diego decía esta frase:
"Brindemos por la libertad de los pueblos"
Y Paco “El Perfecto” comenzaba a recitar un poema de Lorca
¡Puede haber algo más sublime!
P.D. La palabra “cachondeo” tiene su origen en Zahara de los Atunes, en las juergas que organizaban los jornaleros al terminar las faenas de la almadraba a orillas del río Cachón.
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