martes, 10 de julio de 2018

Visita con el Aula de la Experiencia de Morón al Pirineo Aragonés (II)





Breve introducción

La fundación de Pamplona se puede remontar al 74 a.C. por el general romano Pompeyo “Pompaelo” sobre un poblado de origen vascón. Será durante la primera mitad del siglo IX, cuando la nobleza local sostenga una alianza con la familia muladí “Banu Qasi”, consolidando un poder independiente que sería liderado por Íñigo Arista, quedando convertida Pamplona en la capital del reino homónimo.


La mañana del día 4 de julio de 2018 colocamos nuestro sextante cultural en Navarra, donde Pamplona “Iruña, en euskera” brilla con luz propia en las vísperas de San Fermín. 

Lo primero que visitamos en vísperas de San Fermín fue el casco viejo de Pamplona donde la Iglesia de San Lorenzo del siglo XIV asociada al Camino francés de Santiago brilla con luz propia al tener en su seno el elemento arquitectónico más valioso: “La capilla de San Fermín” (1696-1717). 


Nos dijo nuestra guía que existen dos fiestas paralelas: El amor por la fiesta y por San Fermín con el encierro por un lado y por el otro las corridas de toros, donde la afición a la fiesta taurina brilla por su ausencia al no existir tradición taurina. El debate por el futuro de la “fiesta” más universal de España permanece en el aire.

“Tal vez exista en el futuro encierros pero sin corridas de toros”. Sólo el tiempo será el juez supremo que sustancie el Encierro como acto central de los Sanfermines “con o sin corridas de toros”, entre panegiristas y antagonistas.




Origen del Encierro

El origen del encierro se remonta la época medieval. Los toros para la lidia eran conducidos por las calles al amanecer, desde extramuros hasta la plaza pública que servía de coso. Muchos pamploneses se acostumbraron a correr delante de los astados, una práctica reiteradamente prohibida por las autoridades, pero que sin embargo cada vez reunía más adeptos, hasta que finalmente acabó transformándose en una arraigada tradición. 

Hoy el encierro es el acto central de los Sanfermines, que se celebra del 7 al 14 de julio a las 8.00 de la mañana con un recorrido total de 848 metros. 

Desde los corrales nos dirigimos hacia la calle Santo Domingo donde se encuentra una hornacina donde se guarda una pequeña imagen de San Fermín a 280 metros de los corrales donde se encuentran los toros y cabestros. 

Instantes antes del encierro, en el más profundo de los silencios, los mozos y mozas levantan sus periódicos frente a la imagen del Santo, le cantan tres veces seguidas para pedir su protección. Una cuando faltan 5 minutos para las 8 de la mañana, otra a tres minutos y la última a 1 minuto de abrirse el momento solemne de abrirse la puerta del corral.


“A San Fermín pedimos, 
por ser nuestro Patrón, 
nos guíe en el encierro, 
dándonos su bendición”. 

¡Viva San Fermín! 
¡Gora San Fermín!.

A las 8 en punto, el primer cohete señala el comienzo del Encierro. Los toros corren este tramo, de pendiente pronunciada, a gran velocidad.


Foto. Pedro Armestre. Primer Encierro. San Fermín 2013

Estafeta

Esta popular calle es testigo de espectaculares carreras de mozos ante las astas. Es el tramo más largo y recto, y los toros suelen trotar más lentos. La calle Estafeta es, sin duda alguna, la calle más famosa de Pamplona, mundialmente conocida porque por ella pasan los encierros de los Sanfermines. Su nombre le viene porque en el siglo XIX estuvo aquí la primera estafeta de correos de Pamplona. 

Tiene dos partes bien diferenciadas; en la primera, desde la curva con la calle Mercaderes, donde habitualmente chocan los toros de forma espectacular, hasta la bajada de Javier. 

La segunda parte, desde la bajada de Javier y ya enfilando hacia la Plaza de Toros es más gastronómica. Bares a los dos lados de la calle con barras atestadas de banderillas, que hacen las delicias de locales y visitantes.


Plaza de Toros

El recorrido termina en el ruedo, donde las reses son conducidas por los cabestros a los corrales de la plaza para su lidia por la tarde. 

Muy cerca de la Plaza de Toros nos encontramos con el “Monumento al Encierro”, obra de Rafael Huerta, realizada en bronce con un peso de 10 toneladas asentado sobre una plataforma de hormigón armado y recubierta con adoquines al igual que la calle por donde transitan. En su cara frontal puede leerse “ENCIERRO”. El conjunto fue inaugurado el 21 de abril de 2007 convirtiéndose en un monumento emblemático por su gran belleza y plasticidad.

El escultor Rafael Huerta se desplazó a la finca extremeña del ganadero Victorino Martín, para observar “in situ” las proporciones exactas de los astados y poder proyectarla con la máxima proporción en su magnífica escultura en bronce.

El conjunto está compuesto por 19 figuras (6 toros inspirados en el hierro de Victorino Martín, 3 cabestros y 10 corredores) inmortalizados en bronce a su paso por la calle Estafeta. Cabe destacar los mozos que abren la carrera sin olvidar los corredores caídos en el suelo adoquinado.

Terminada nuestra “Ruta del Encierro” nos dirigimos a la Plaza del Castillo donde se encuentra el monumento en bronce de Carlos el Noble “Rey de Navarra”, que otorgó a Pamplona el Privilegio de la Unión el 8 de septiembre de 1423. Gracias a este Privilegio de la Unión quedaron unificados los tres burgos existentes en Pamplona en una única ciudad siendo donde parte el origen del término “Iruña o Iruñea” según la Real Academia de la Lengua Vasca “iru ona en euskera que significa “los tres buenos”.

Los tres burgos estaban formados por la Ciudad de la Navarrería, el Burgo de San Cernin y la Población de San Nicolás con frecuentes conflictos y desencuentros entre ellos hasta 1423 en que fueron fusionados en una única ciudad “Iruña”.


En 1512 Pamplona sería ocupada por las tropas de Fernando el Católico, quedando definitivamente anexionada a la corona castellana española en 1521. 


En la Plaza del Castillo se encuentra el Café Iruña donde pudimos fotografiarnos junto al monumento en bronce del escritor Ernest Hemingway ubicado sobre la antigua barra de la cafetería “Iruña”. Daba la impresión como si el tiempo se hubiese detenido. No hay que olvidar que Pamplona y Ernest Hemingway fueron un binomio indisoluble que llevó a la capital navarra a cotas universales. Además de Pamplona el premio nobel de literatura visitó otras localidades bajo un marco natural de gran belleza.

Lekumberri, Yesa, Auritz/burguete y Aribe fueron pueblos que junto a Pamplona se convirtieron en universales gracias a la presencia del famoso escritor.

Las fiestas de San Fermín cautivaron en 1923 a Hernest quien entonces era un periodista del semanario canadiense Toronto Star. De aquella vivencia entre 1923 y 1924, nació su primera novela importante “The sun also rises” (Fiesta). Desde 1923 hasta 1959 Ernest Hemingway participó en los sanfermines en nueve ocasiones, escribió sobre estas fiestas artículos periodísticos y en algunas de sus novelas, y en la medida que su figura literaria se hacía universal, miles de turistas del mundo entero acudían y acuden desde entonces a Pamplona y a sus fiestas para poder vivir aquello que no cabe duda, el famoso escritor vivió y transmitió. 

Paseando por la calle Estafeta se puede observar el hotel “La Perla” donde se conserva intacta la habitación 201 que empleó Hemingway en los años 50, siendo una de las más demandadas por los clientes. Su primer contacto con la Perla lo tendría el premio nobel en 1923. 


En el casco histórico realizamos una nueva parada en el camino para recuperar fuerzas y degustar los tradicionales pinchos acompañado de unas cervezas en la cervecería “La Estafeta” mientras muchos trabajadores descargaban de los grandes camiones decenas y decenas de barriles de cerveza en la víspera de San Fermín. 

El epílogo de nuestra visita a Pamplona terminaba en el Paseo de Sarasate, cerca de la Diputación de Navarra, no sin antes captar el objetivo de nuestra cámara “El monumento a los Fueros”.


Desde Pamplona, en vísperas de San Fermín, para el blog de mis culpas...



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