domingo, 1 de diciembre de 2024

Entre el Museo Vaticano y la Basílica de San Pedro de Roma


"Roma veduta, fede perduta"
Vista Roma, fe perdida


Entre la ingente publicidad que nos encontramos por las calles de la ciudad eterna “Roma Caput mundi” junto con la loba Luperca como origen de Roma y las siglas latinas SPQR "El Senado y el Pueblo de Roma" impresa en piedra en numerosos edificios de Roma, no han sido pocos los curas con sotana y curas de paisano con alzacuellos que nos hemos encontramos a lo largo de nuestro recorrido por Roma sin olvidar los cientos de monjas de diversas órdenes religiosas que transitan por la Cittá Eterna venidas desde los cuatro puntos cardinales del orbe.

Cuando se visita el Museo Vaticano junto con la colosal Basílica de San Pedro cabe la posibilidad de acordarse del dicho “Roma veduta, fe perduta”. Y cabe preguntarse, ¡cómo es posible que sólo “la bañera de Nerón en el Museo Vaticano pueda estar valorada por algunos en dos mil millones de euros mientras al mismo tiempo existen millones de seres humanos en el mundo muriendo de hambre”. Pero, al menos, nos quedamos más tranquilos al pensar que gracias a la Iglesia se han reunido muchas esculturas y pinturas que sirven como Patrimonio Cultural de la Humanidad, sin entrar en otras valoraciones.

Es posible, que la única explicación que encontremos es que la Iglesia del hombre desde el siglo IV se ha apartado definitivamente del mensaje de Jesús al abrazar el poder y las riquezas. ¡Pero eso es harina de otro costal!

Al pasar por el Castillo de Sant´Angelo nos encontramos no muy lejos grandes colas para entrar en el Museo Vaticano rodeado de murallas y baluartes de tiempos pretéritos.

¡Desde estas hujildes letrillas, quiero dar las gracias a un sacerdote que al pasar paralelo a nuestra cola nos manifestó que al llevar una bambina sentada en un carrito de bebé no teníamos que guardar cola, cosa que agradecimos de corazón!




En el Museo Vaticano nos esperaba una visita guiada a cargo de nuestro cicerón Daniela quien nos ilustró sobre la historia del Vaticano.

Entramos por el Patio de la Piña escoltado por dos pavos reales del antiguo Egipto, y que fuera diseñado por el genio del Renacimiento Donato Bramante. La piña de bronce tiene cuatro metros de altura, que junto con los pavos, en Egipto simbolizaban la fecundidad.

Tras dejar atrás el Patio de la Piña llegamos por una escalera a un patio octogonal denominado Museo Pío-Clementino dentro de los Museos Vaticanos de Roma, con numerosas esculturas donde brilla con luz propia el Laocoonte y el Apolo del Belvedere. El número ocho en la Iglesia católica es considerado símbolo de resurrección.



El Laocoonte y sus hijos

Es una de las esculturas antiguas que más nos ha sorprendido al igual que la Victoria de Samotracia [Museo del Louvre en París]. “El Lacoonte y sus hijos” perteneciente al año 50 d.C. sigue siendo típica de la escuela clásica helenística (323 a.C. – 31 d.C.) atribuida a Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas [170-150 a.C.]. Fue descubierta en un viñedo romano en 1506.

En la mitología griega, Laocoonte fue un sacerdote troyano consagrado al culto de Apolo, que intuyó el peligro que ocultaba el Caballo de Troya y trató de alertar a su pueblo.

Junto con sus hijos Antifante y Timbreo, fueron atacados por serpientes marinas enviadas por la diosa Atenea. La estatua tiene 2,42 metros de altura, y es una obra maestra en mármol blanco.





Llegamos a una sala redonda del Museo Pío Clementino donde entre otras esculturas destaca una estatua de bronce dorado de Hércules con 3.83 metros de altura. En la parte central de la sala destaca la tina de Nerón de porfirio rojo valorada según algunos en 2.000 millones de euros. Tiene 5 metros de diámetro con un peso total de 5 toneladas, lo que nos hará recordar aquel viejo que me advirtieron: “Roma veduta, fede perduta” [Vista Roma, se acaba la fe].

Pasamos a una sala de cruz griega que alberga dos colosales sarcófagos de pórfido rojo, uno de ellos, el de Santa Helena, la madre de Constantino.

En total, existen 13 museos, el gregoriano egipcio, la sala de tapices, la sala de los mapas o la sala de los globos terráqueos, entre otros. Pero lo que deseaba el visitante es impregnar su retina con los frescos de las Estancias de Rafael y la Capilla Sixtina.

¡Pocas visitas en la historia del arte emocionan tanto como la visita al David de Miguel Ángel, que se encuentra en la Galería de la Academia de Florencia, el Moisés en la tumba del Papa JuIlio II en la Capilla de San Pietro in Vincoli de Florencia o las Estancias de Rafael [donde en la Academia de Atenas viene Platón con la cara de Leonardo Da Vinci con el dedo mirando hacia arriba], la Capilla Sixtina o la Pietá de Miguel Ángel Buonarroti en el Vaticano [con el permiso de la Gioconda de Leonardo Da Vinci que se encuentra en el Museo del Louvre de París].

Es entonces cuando la emoción llega a un grado que roza lo sublime, lo que ha sido denominado como "Síndrome de Stendhal" porque fue este viajero francés en el siglo XIX el primero el emocionarse al ver tantas obras de arte reunidas, destacando una subida de tensión arterial y elevada sudoración cuando visitó la Iglesia de la Santa Cruz de Florencia.



La Visión de la Cruz
 “IN HOC SIGNO VINCES – CON ESTE SIGNO VENCERÁS”


Sala de Constantino

Fue decorada por la Escuela de Rafael de acuerdo a los dibujos del maestro que  murió un Viernes Santo [6 de abril de 1520] antes de acabar los trabajos con tan sólo 37 años. La Sala está destinada para las recepciones y ceremonias oficiales. Toma el nombre de Constantino, el primer emperador romano en reconocer oficialmente la religión cristiana y conceder la libertad de culto en el 313 [Edicto de Milán]. Sus pinturas testimonian la derrota del paganismo y el triunfo de la religión cristiana.



La Batalla del Puente Milvio




El Bautismo de Constantino





La Donación de Constantino en el acto de donar al papa Silvestre, como agradecimiento por haberlo curado milagrosamente de la lepra.


Sala de Heliodoro




Expulsión de Heliodoro del templo



 Liberación de San Pedro



Encuentro de León Magno con Atila






Sala de la Signatura

Las pinturas de la Stanza della Signatura [1509-1511] presentan cuatro historias (La Disputa del Sacramento, la Escuela de Atenas, El Parnaso y las Decretales) que ilustran los cuatro aspectos de una doctrina platónica y cristiana que reconoce la Verdad bajo sus dos aspectos, revelada y natural, lo Bello y el Bien. Se trata de un programa que desarrollaba idea de no contradicción entre ciencia, el pensamiento de la Antigüedad y la doctrina de la Iglesia, como símbolo de los nuevos tiempos, y de la legitimación del papel asumido por el Papado en los asuntos temporales.

La Escuela de Atenas se pintó entre 1510 y 1512 y supuso toda una revolución desde el punto de vista de la perspectiva. Rafael representó en ella a los filósofos y científicos clásicos más importantes destacando Platón, pintado como Leonardo da Vinci, Aristóteles, Hipatia, Pitágoras, Arquímedes pintado como Bramante, Sócrates, Apeles pintado como Rafael, Alejandro Magno, Averroes, Diógenes, Homero y el autoretrato de Rafael, entre otros.


Rafael pintó a Miguel Ángel como Heráclito, incluyéndolo después de terminado el fresco y en homenaje al trabajo que había hecho en La Capilla Sixtina.





La Capilla Sixtina

Mide exactamente lo mismo que el Templo de Jerusalén [40 m. de longitud, 21 de altura y 14 de anchura].

Si la Pietá fue esculpida por Miguel Ángel con 23 años, el Juicio Final de la Capilla Sixtina lo pintará con 60 años. Anterior a la Capilla Sixtina el techo estaba pintado de color celeste estrellado. En aquel lugar se reúne el Cónclave Cardenalicio para elegir al Papa y la puerta se cierra y no se abre hasta que sale humo blanco. 

La Capilla Sixtina de fama universal por los frescos pintados por Miguel Ángel fue mandada construir por Sixto IV [por eso se denomina Sixtina] en 1473. Julio II encargó a Miguel Ángel la decoración de la bóveda. Desde 1508 a 1512, el genial artista florentino dejó en ella alguna de las más bellas imágenes de la historia del arte, como las nueve escenas del libro del Génesis. La parte más genial de los frescos se encuentra en el centro de la bóveda: La Creación de Adán. Sólo se pintaba con la pared fresca. Todas las figuras desnudas están tomadas de los antiguos griegos.

Más tarde, entre 1536 y 1541, Miguel Ángel realizó el fresco del Juicio Final que decora el lienzo mural situado tras el altar.




La forma de gobierno del Vaticano es una especie de monarquía donde el Papa como sumo pontífice es elegido en Cónclave Cardenalicio siendo la cabeza visible de la Iglesia católica. 




El orden público del Vaticano se encuentra a cargo de la gendarmería vaticana  formada por 150 miembros que tiene encomendada la seguridad del Papa fuera del Vaticano. La seguridad personal corre a cargo de la guardia suiza [100 miembros] que tiene la ciudadanía vaticana. La Capilla Sixtina es un lugar de peregrinación para los católicos.





La Basílica de San Pedro de Roma con su Plaza homónima

Al salir del Museo Vaticano rodeamos una parte del perímetro de murallas hasta llegar a la Plaza de San Pedro donde se encuentra ubicada la Basílica homónima. Un inmenso obelisco egipcio de 25 metros de altura  que hunde sus raíces en el Bajo Egipto [Menfis] se encuentra escoltado por dos grandes fuentes que nos daban la bienvenida mientras un camión de grandes dimensiones acababa de traer un enorme abeto de Navidad de 30 metros de altura traído del norte de Italia [lo que ha levantado cierta polémica con su tala anual] para ser colocado con motivo de la Natividad del Señor. Las luces de Navidad de la Plaza de San Pedro de Roma se encenderán simultáneamente a partir del 7 de diciembre coincidiendo con la inauguración del pesebre navideño.




La Plaza de San Pedro

La Piazza di San Pietro tiene 320 metros de largo por 240 de anchura y limita con el Estado italiano. Se construyó entre 1656 a 1667. Es obra de Gian Lorenzo Bernini. Se encuentra bordeada por dos columnatas semicirculares que representa el abrazo extendido de la Iglesia al mundo.

Las Columnatas están formadas por 284 columnas sobrias de 16 metros de altura dispuestas en cuatro filas. La parte superior se encuentra coronada por 140 estatuas de santos y mártires de más de 3 metros de altura. Entre ellos se encuentran San Pablo, San Benito, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán o San Antonio, entre otros.

El obelisco egipcio de su parte central hunde sus raíces en la antigua capital egipcia del Bajo Egipto, Heliópolis. De allí, Octavio la trasladó a Alejandría sobre el 30 a.C. hasta que en el año 37 d.C., el emperador Calígula decidió colocarlo en la “spina” principal de su circo con Nerón como finalizador de la obra. Se dice que en el circo de Nerón, se crucificó y torturó presuntamente al Apóstol Pedro, enterrado bajo el altar Mayor de la Basílica de San Pedro.

El circo de Nerón con el obelisco egipcio se encontraba ubicado en lo que hoy se conoce como la Colina Vaticana. El circo de Nerón quedará demolido pero respetando el obelisco. En 1586 el Papa Sixto V lo traslada a la Plaza de San Pietro.


Basílica de San Pedro [Sancti Petri]




El 25 de diciembre del año 800 Carlomagno sería coronado en la antigua Basílica de San Pedro, uno de los lugares más sagrados del catolicismo. León IV mandará construir en el siglo IX una muralla leonina hasta el Castillo de Sant´Angelo.

La majestuosa Basílica de San Pedro es considerada el símbolo del poder papal. Su construcción contribuyó a uno de los fracasos del cristianismo en la época de Martín Lutero cuando la visitó en 1511 observando los derroches vaticanos [Si hay infierno, Roma está construida encima, llegaría a manifestar contra las indulgencias]. Lutero llegará a rechazar las indulgencias y el Purgatorio, atacando la autoridad del pontífice, originándose el Cisma de Occidente a partir de 1517.

La tradición católica ubica la Basílica de San Pedro [con 218 metros x 115 metros de anchura y 137 metros hasta la cúpula] sobre la tumba del Apóstol Pedro debajo del altar mayor. San Pedro fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Según la tradición de la Iglesia católica San Pedro fue nombrado por la Iglesia el primer Papa de la Cristiandad.

Desde 1277 la Basílica de San Pedro quedará conectada con el Castillo de Sant´Angelo por un corredor de 800 metros [conocido como el Mausoleo de Adriano] en la orilla derecha del Tíber. 

El Puente de Sant´Angelo fue mandado a construir por el emperador Adriano en el 134 de nuestra era para cruzar el río Tíber. En el siglo XVI el papa Clemente VII mandó erigir en los extremos del puente las estatuas de San Pedro y San Pablo, siendo adornados los parapetos con otras diez estatuas de ángeles creadas por Gian Lorenzo Bernini en 1688.



El calendario gregoriano sustituyó a partir de 1582 al calendario juliano [instaurado por Julio César en el 46 a.C.]. Gregorio XIII [Papa entre 1572 a 1585] sería su promotor


La construcción del actual edificio comenzó el 18 de abril de 1506 bajo el Papa Julio II finalizando el 18 de noviembre de 1626. En la Basílica de San Pedro trabajaron arquitectos de la talla de Bramante, Miguel Ángel o Bernini.

Pero la verdadera Catedral de Roma es la Archibasílica [más alto rango] de San Juan de Letrán, cabeza y madre de todas las iglesias católicas del mundo, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma.





También destaca en su entrada a mano derecha "La Pietá" de Miguel Ángel [1498-1499] realizada en mármol blanco de Carrara, donde Miguel Ángel consiguió la maestría anatómica. Los marmóreos pliegues de la vestimenta nos da la impresión que se mueven con cualquier corriente de aire. La escultura representa el dolor de la Virgen María que sostiene en sus brazos el cadáver de su hijo Jesús inerte cuando éste desciende de la cruz.

Lo que si conocemos es el acuerdo de pago de la Pietá a Miguel Ángel, un 27 de agosto de 1498.

"Su Eminencia el cardenal de San Dionigi llegó a un acuerdo con Michelangelo, escultor florentino: el citado maestro se compromete a esculpir una Pietá de mármol, es decir, una Virgen María vestida sosteniendo a su hijo Jesucristo muerto, a escala natural, por la cantidad de 450 ducados de oro en moneda pontificia, en el plazo de un año a contar desde el día en que se inicie la obra. Su Eminencia el cardenal efectuará el pago de la forma siguiente:

Entregará antes del comienzo del trabajo 150 ducados de oro en moneda pontificia. Una vez se haya comenzado la obra pagaría al citado Michelangelo 100 ducados en la misma moneda cada cuatro meses, de forma que los mencionados 450 ducados de oro, en moneda pontificia estén satisfechos en el plazo de un año si este encargo se ha realizado. Si la obra fuese concluida con anterioridad a la fecha, Su Eminencia pagará entonces toda la suma.

Y yo, Jacopo Galli -amigo y representante del artista-, prometo a Su Eminencia el Cardenal que el susodicho Michelangelo terminará la obra en el plazo de un año y que será la escultura más bella de Roma"…

Según el libro “Rezar por Miguel Ángel”, por Christian Gálvez





Existe una réplica perfecta de la Piedad "Pietá" en la Catedral de Guadix realizada en mármol de Carrara, ignorándose su autor, y reproducida del original de Miguel Ángel "Michelangelo Buonarroti (Caprese, 6 de marzo de 1475 - Roma, 18 de febrero de 1564)" quien la realizara entre 1498 y 1499.




También destaca el Baldaquino de Bernini [1624-1935] sobre la tumba de San Pedro, mandado a construir por el Papa Urbano VIII. Tiene 28'5 metros de altura, apoyado sobre cuatro gigantescas columnas salomónicas de 20 metros de altura.




La Cúpula de la Basílica de San Pedro fue diseñada y construida hasta el tambor por Miguel Ángel Buonarroti, y terminada, tras la muerte del maestro, por el arquitecto Giacomo della Porta, que trabajó en ella, junto a Domenico Fontana, de 1588 a 1590. 

Será el último trabajo realizado por Miguel Ángel inspirado en la Cúpula de Florencia, con un diámetro de 42,56 metros.

El 18 de noviembre de 1593, se colocó en la cima de la linterna una gran esfera de bronce dorado coronada por una cruz, obra de Sebastiano Torrigiani. El papa Clemente VIII (1592-1605), al poner fin al grandioso proyecto de construcción, quiso conmemorar la obra realizada por el papa Sixto V con una inscripción en el anillo que completa la linterna:

"s. petri gloriae sixtvs pp. v. a. mdxc pontif. v"

"Para gloria de San Pedro, el Papa Sixto V, en el año 1590, quinto de su pontificado"

En el interior, sobre el friso de la base de la cúpula está escrito, en grandes letras azules sobre fondo de oro:

“Tv es petrvs et svper hanc petram aedificabo ecclesiam meam et tibi dabo claves regni caelorvm”

(Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y te daré las llaves del Reino de los Cielos. Mt 16, 18-19)


El Papa Clemente VIII mandó revestir la grandiosa mole miguelangelesca con una refinada decoración, realizada en mosaico por numerosos artistas bajo la dirección de Marcello Provenzale entre 1598 y 1613.

La superficie de la cúpula (unos 3.000 metros cuadrados) se encuentra dividida en dieciséis compartimentos cuneiformes, siendo cubierta por completo con imágenes sobre el fondo de un cielo dorado con estrellas. De arriba abajo, se reconocen las siguientes figuras:

1. El Padre Eterno con la mano tendida en un gesto de bendición; 2. Serafines; 3. Ángeles; 4. Querubines; 5. Ángeles (algunos con los símbolos de la pasión); 6. Redentor, San Juan Bautista, la Virgen, San Pablo y los apóstoles; 7. Patriarcas y obispos.

En 1939 durante una excavación se descubrió que debajo de la cúpula de Miguel Ángel se encontraba enterrado San Pedro, algo que fue confirmado en 1968.


Desde el baldaquino de Bernini como como testigo de nuestra visita a la Basílica de San Pedro de Roma, para el blog de mis culpas...





P.D. La “Donación de Constantino” es un documento atribuido al emperador Constantino según el cual el emperador romano habría cedido el gobierno de Roma al Papa Silvestre I ya en el siglo IV. 

El dominico Francisco de Vitoria [1483-1546], considerado como el padre del Derecho Internacional Moderno, no dudó en descalificar de manera radical la Donación de Constantino al carecer  de cualquier base histórica.

“Es evidente que es, no solo falso, sino digno de mofa lo que estos dicen de la donación hecha a Silvestre por Constantino. Ciertamente, esto no tiene fundamento en las Escrituras, y nunca hemos leído que esta potestad fuese dada a los Apóstoles por Cristo…”

Ya en 1440 el humanista italiano Lorenzo Valla demostró que la «Donación» había sido un engaño quedando demostrado el triunfo de las luces del Humanismo sobre el oscurantismo y la manipulación.



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