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miércoles, 4 de marzo de 2015

Visita a Castellar Viejo y la antigua Ximena


Después de visitar Casares pusimos rumbo al sur del sur en busca de Manilva que enlazaba con la AP-7 en dirección a Castellar de la Frontera “viejo" y desde allí transitar hasta la antigua Ximena musulmana, ambas en la antigua “Ruta de los Almorávides y Almohades”. Dicha ruta transitaba desde Tarifa con destino a Ronda para proseguir hacia la antigua Garnatha, considerada la “Damasco de Occidente” cuya caída supondría el final de al-Andalus en 1492.



La alcazaba (al qasaba) de Castellar Viejo se encuentra a 248 m. de altitud sobre un promontorio rocoso en el Parque Natural de los Alcornocales como pulmón verde de la comarca y nos ofrece una bellísima panorámica del embalse del Guadarranque, de la Bahía de Algeciras y el Peñón de Gibraltar. Su nomenclatura aparece por primera vez en el año 914 entre las localidades rebeldes de Umar Ibn Hafsun. Se convirtió desde mediados del siglo XIII en una fortaleza de primera línea perteneciente al reino nazarí de Granada. Aunque fuera asaltada por las tropas cristianas en 1408 fue asaltada no sería reconquistada definitivamente hasta 1434 por Juan de Saavedra.





La fortaleza de Castellar de la Frontera, la antigua Ximena musulmana o Gaucín, formaban parte de un sistema defensivo que iba desde Olvera al norte, hasta Tarifa al sur, con puntos intermedios como Casares, Gaucín, Torre Alháquime, Setenil, Zahara de la Sierra, etcétera. Este sistema defensivo en tierras de antiguas fronteras desempeñaría un papel importantísimo para defender la banda morisca frente a la banda gallega durante el periodo nazarí, último estado musulmán de la antigua al-Andalus.


El Pacto de Jaén en 1246 puede considerarse el inicio de la historia de la “Frontera”, escenario de contiendas entre los reinos de Castilla y Granada, que con más de 600 kilómetros se mantuvo 235 años hasta la toma de Ronda (1485).




A través de la A-369 llegamos hasta la antigua Xemina musulmana (Jimena de la Frontera) cuya alcazaba también formara parte de la “Ruta de los Almorávides y Almohades”. Está ubicada también en el Parque Natural de los Alcornocales con el río Hozgarganta regando sus riberas.

Su origen viene de la antigua ciudad islámica de Xemina del siglo VIII y que tuvo gran importancia durante el siglo XIII alcanzando su máximo esplendor en el siglo XV, al ser una pieza estratégica en las antiguas tierras de fronteras del reino castellano-nazarí con una importante guarnición. Jimena es reconquistada por Enrique IV de Trastámara, rey de Castilla en 1456.

Al visitar los pueblos con efluvios y reminiscencias andalusíes podemos observar que también nos legaron una configuración urbana cuyos orígenes emanan desde las alcazabas y fortalezas que se irradiaban a través de los arrabales (al-rabad). Sus tradicionales casas blancas a dos aguas rematadas con tejas árabes entre sinuosas, estrechas y empinadas calles empedradas buscando la protección de la alcazaba ubicada casi siempre sobre un promontorio rocoso, las convertían en ciudades geoestratégicas casi inexpugnables desde las cuales se podían divisar grandes territorios.



El humo de día y el fuego de noche era un procedimiento típico musulmán para enviar señales, que existía en el litoral africano desde el siglo VIII. Se cuenta que en una sola noche podía llegar un mensaje desde Alejandría a Ceuta.



Cuando el Cristianismo sustituyó al Islam, era muy corriente construir las iglesias sobre los restos de las mezquitas orientadas casi siempre en dirección noreste-sureste en dirección a La Meca, cristianizando su alminar con cruces y campanas.

¡Unos bellos versos del poeta rondeño del siglo XIII Abul Beka refleja el desencanto por la pérdida de sus territorios!.

Ya llora al ver sus vergeles
y al ver sus vegas lozanas
ya marchitas,
y que afean los infieles,
con cruces y con campanas,
las mezquitas.

Es probable que los musulmanes construyeran una mezquita (aljama) en las inmediaciones de la fortaleza cercana a la medina (al madinat) de la que formaban parte la alhama (al hamma), posadas (fundaq), arrabales (al-rabad)… Posiblemente los cementerios musulmanes -maqbara- estuviese situados a extramuros en dirección noreste-sureste.

Al fondo, el Peñón de Gibraltar

Destaca la configuración urbana andalusí que dotaba a las medinas de un complejo sistema de alcantarillado que evitaban que las aguas fecales fueran derivadas a la vía pública.

Al Andalus fue el primer país de Occidente en contar con una infraestructura hidráulica dotándose de los tradicionales molinos de agua, acequias, sistemas de riesgo, etcétera, ayudado por la tradicional noria que hizo inmensamente fértiles las huertas y vegas andaluzas.


 Ciclo del agua en los molinos harineros
Oficina de Turismo de Jimena de la Frontera



Los molinos harineros son de tradición morisca y proliferaron en la ribera del río aprovechando la fuerza de sus aguas. El río Majaceite, el Genal o el Guadiaro son un ejemplo de la estrecha relación que ha existido entre el ser humano y el agua a lo largo de su historia. La energía producida por el flujo constante de agua hacía mover las norias y los molinos harineros. Los agricultores llevaban su grano y recogían la harina que les correspondía, una vez deducida la maquila, el pago en especie al molinero. Mediante una azud o presa se desviaba el agua hacia una alberca y a través de una acequia llegaba al molino, el socaz o agua saliente volvía a su cauce natural.


Peñon de Gibraltar desde el castillo de Jimena de la Frontera

Las calles de Jimena de la Frontera con nombres como Consuelo o Misericordia eran el preludio del esfuerzo que tuvimos que realizar -aumentando nuestra frecuencia respiratoria por encima de los valores normales- a su alcazaba a través de sus angostas y empinadas callejuelas. No es de extrañar que tan privilegiado enclave geográfico haya servido para instalarse a lo largo de la historia pueblos como los íberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos y musulmanes. Por tanto, no debemos de extrañarnos del patrimonio histórico, cultural y etnográfico que atesora esta zona, una crónica del desarrollo de su propia historia.

A través de la calle Misericordia llegamos a la Oficina de Turismo que se encuentra bajo el castillo, en la antigua iglesia de la Misericordia que data se la segunda mitad del siglo XV. Desde allí por la Puerta Albarrana entramos al Patio de Armas del castillo de la antigua Ximena musulmana.

La retina del viajero capta al instante lo que pudo haber sido el antiguo castro romano convertido en alcazaba con la construcción de grandes aljibes (al yubb, pozo) para el almacenamiento de agua como medida de prevención ante largos asedios. 

La puerta de entrada al Patio de Armas está articulada mediante dos arcos de herradura. En su parte izquierda destaca la torre que tuvo un papel determinante al tener las habitaciones del alcaide y los soldados que velaban por la seguridad del conjunto llegando a actuar como verdaderas fortalezas independientes, capaces de seguir defendiéndose aún después de ser dominados por el enemigo. La puerta de entrada con la torre albarrana estaba unida a todo el conjunto amurallado por un total de 14 torres.



Desde el patio de armas nos dirigimos al foso excavado sobre la misma roca en forma de V, que da acceso a la alcazaba. Un pequeño canal deriva hacia el exterior las aguas pluviales o residuos procedentes del interior permitiendo que el foso estuviese seco y limpio.

El acceso al alcázar a inicios de los siglos XIII-XIV lo permitía un puente retráctil que se desplegaría para salvaguardar el desnivel geológico de la explanada con respecto al interior del recinto. Posteriormente, en el XVI se construye un nuevo puente de forma estática. 



Destaca en el centro de la alcazaba, la torre del homenaje con una altura de 13 m. y construida en forma de planta circular. El conjunto tiene una vista impresionante desde donde se divisa la Bahía de Algeciras, Gibraltar y las primeras estribaciones del continente africano.

En la calzada principal que atraviesa el patio de armas hacia el cementerio municipal que se encuentra en su parte más alta se encuentra el aljibe almohade que fuera construido en el siglo XII, con unas dimensiones 12,10 m. de norte a sur y 13,50 m. de este a oeste y una profundidad máxima de 5,85 m., llegando a albergar unos 800 metros cúbicos de agua.



En la parte más alta de la fortaleza existe otro aljibe construido en la misma roca madre con el suelo cubierto con ladrillos. El techo está formado por cinco bóvedas de cañón que descansan sobre cuatro filas de dos arcos y pilares, todos hechos en ladrillo. En la esquina sureste, se observa un rebosadero que hace pensar que el aljibe era llenado por las aguas pluviales o posiblemente por un manantial natural que emerge desde el suelo. 

Después de una grata visita a la antigua Ximena andalusí iniciamos el camino de vuelta atravesando el Parque de los Alcornocales pasando por el término de Cortés de la Frontera, Ubrique, El Bosque, Prado del Rey y Villamartín, lo que nos indicaba que nuestro punto de destino estaba cerca. 

Una ruta con vistas impresionantes que impregna los sentidos del viajero. El Valle del Genal, del Guadiaro y el Parque de los Alcornocales son testigos de nuestra presencia.

Desde la alcazaba de la antigua Ximena, en la "Ruta de los almorávides y almohades" para el Blog de mis culpas...


P.D. Andalucía ha sido el resultado de un crisol de culturas en su constante histórica en la que destaca por derecho propio una brillante civilización que tuvo su máximo esplendor bajo la antigua al Andalus estimulando durante siglos la imaginación de una Europa de su época sumida en las tinieblas de la ignorancia y donde coexistieron en tolerancia tres culturas (cristiana, judía y musulmana).


La nomenclatura de sus pueblos posee su etimología de origen andalusí: Benamahoma -Bena Mahummad-, Benarrabá -de los Banu Rabbah-, Algatocín -de al-Atusiyin-, Benalauría -de Ben al Auria-, Benadalid -de Ben-Addalid-, Grazalema -Gran Zulema-, entre otros muchos reflejan su origen andalusí que ha llegado hasta nuestros días junto a bellos vocablos del árabe hispánico como Andalucía -al-Andalus-, Algarbe -al-Gharb-, Alpujarras, Axarquía - Sarqiyya-, Gibraltar -Gebel al-Tarik- Trafalgar -Taraf al-Ghar-, Mulhacén -Muley Hacen-, Sevilla -Isbiliya-, aceite -azzeit-, albañil -albanni-, arrabal -al-rabad-, alfarero, hasta llegar a los 4.000 arabismos.

Enlaces interesantes

El camino inglés

Ruta de los almorávides y Almohades en el bajo Genal


jueves, 5 de febrero de 2015

Una mirada retrospectiva entre Cádiz y la Serrania de Ronda

Promulgación de la Constitución de 1812 en Cádiz. 
Óleo de Salvador Viniegra. Museo de Cádiz. Foto: A. Cuevas

Después de haber visitado Cádiz “de la Pepa” pusimos viento en popa a toda vela transitando desde la Puerta de Tierra hacia Ronda por la costa gaditana a través de la A-48 hasta Vejer de la Frontera para tomar la N-340 que nos llegaba a Tarifa "la madre que parió el viento".

La retina del recuerdo nos proyectaba imágenes de tiempos pretéritos reflejadas en los vestigios arquitectónicos como antiguas tierras de fronteras y repoblación. Dos maneras de entender la vida: el mundo cristiano y el musulmán donde Vejer de la Frontera, Medina Sidonia, Arcos de la Frontera, Tarifa, Castellar, Jimena y Cortes de la Frontera o Gaucín entre otros muchos pueblos con momenclatura andalusí son un ejemplo de sus efluvios y reminiscencias.

Pueblos blancos salpicados a lo largo de la verde serranía, la angostura de sus calles sinuosas a los pies de alguna fortaleza con sus baluartes o alguna que otra torre albarrana como fiel testigo de su paso por la historia.

Desde la costa de Trafalgar, -inmortalizada la batalla que lleva su nombre un 21 de octubre de 1805- entre ingleses y españoles en tiempos de Carlos IV y que llevara a la España de su época a un desastre político y militar al abrir una brecha profunda en nuestro poderío naval por donde se nos fue el mayor y más frágil Imperio que jamás haya existido-, transitamos por la costa de Vejer, Barbate, Zahara de los Atunes, Bolonia y Tarifa, donde los dichosos vientos del levante y del poniente ejercen su influencia protagonizando la vida de sus habitantes.




El Faro de Camarinal nos indica la ensenada de Bolonia, una playa de aguas transparentes con dunas de arenas doradas y bosques de pinos piñoneros, desde donde podemos observar el Estrecho de Gibraltar y las primeras montañas del continente africano.

Una zona privilegiada de pesca gracias a la migración anual del atún rojo cuyo ciclo reproductivo se produce entre mayo y julio en aguas cálidas. El atún rojo forma grandes bancos y se traslada hasta las aguas superficiales costeras procedente de las proximidades del Círculo Polar Ártico, pasando por el Estrecho de Gibraltar en dirección al Mar Mediterráneo entre mayo y julio para realizar el desove en el Mare Nostrum y en otoño se dispersan a aguas profundas.




Baelo Claudia nace a finales del siglo II a.C. y su origen está muy ligado al comercio. La industria del salazón del pescado y de las salsas derivadas del mismo (garum) fueron sus principales fuentes de riqueza convirtiéndose en la salsa gastronómica más apreciada en Roma y según Plinio, con un valor sólo comparable sólo al de los perfumes.

Los restos de vísceras del atún en salazón se dejaban en salmuera al sol y se envasaban en ánforas para ser exportadas por mar al resto del Imperio Romano.


El emperador Claudio (41-54 d.C. ) le otorga el rango de municipio romano. A partir de ese momento se produce el periodo de máxima prosperidad de la ciudad y de mayor intensidad en la actividad constructiva. A lo largo del siglo V d.C. la ciudad se abandona progresivamente.


Los fenicios, griegos y cartagineses observaron que llegando la primera luna de mayo, los grandes atunes rojos migraban desde las frías aguas del Océano Atlántico a las cálidas del Mare Nostrum para desovar, cruzando el Estrecho de Gibraltar como paso obligado, muy cerca de las costas y regresaban de nuevo en otoño al punto de origen. Para los romanos de Baelo Claudia constituyó su principal fuente económica aunque su origen es de época fenicia y púnica, alcanzando gran desarrollo en el mundo romano.

La antigua Gades romana -anterior Gadir fenicia- situada estratégicamente estaba vertebrada por vía terrestre mediante la Vía Augusta que unía Roma con Gades enlazando capitales de la Bética: Hispalis (Sevilla), Astigi (Écija) y Corduba (Córdoba) y por vía marítima desde su puerto a Roma. Las naves romanas recorrían en nueve días en trayecto entre Gades y Roma. Estrabón nos recuerda que la población gaditana permanecía en el mar más tiempo que en tierra. La fama de la Gades romana se extendió por su extraordinaria situación y por el culto al templo de Hércules, uno de los grandes mitos de la época.

En Tarifa visitamos el castillo de Santa Catalina y el puente de la isla de la Paloma como punto más meridional de Europa que separa el Atlántico y el Mediterráneo.




En Tarifa me acordé del dicho popular «la madre que parió al poniente y la madre que parió al levante» que a veces, desarbolaban nuestros sentidos al no estar nuestras naves aptas para luchar contra los elementos.

El Estrecho de Gibraltar -Gebel al-Tarik- desde tiempos remotos ha sido considerado un privilegiado enclave geoestratégico y cruce de culturas. Al mismo tiempo una encrucijada de pasos migratorios como el atún rojo de almadraba, un arte de pesca cuya etimología es de origen andalusí "lugar donde se golpea y lucha" así como el término arabizado attûn que procede del latín thunnus. Los árabes heredaron este ancestral y noble arte de pesca creando el término almadraba.

En el año 711 los árabes cruzan en Estrecho de Gibraltar-Gebel al-Tarik- y tras la batalla del río Guadalete, Barbate ó de la Janda -ya que los historiadores no se ponen de acuerdo sobre el lugar-, en la que Tarik derrota el rey visigodo Roderico, Vejer pasa a manos musulmanas con el nombre de Besher. Durante más de cinco siglos formó parte del dominio musulmán volviendo a manos cristianas en dos ocasiones. La primera, en el año 1250 con Fernando III el Santo, volviendo a manos musulmanas en agosto de 1264 para volver definitivamente en 1285 con Sancho IV que la concede a la Orden de Santiago. En 1307, después de una segunda repoblación, pasa a ser señorío de Guzmán el Bueno –dueño de las almadrabas de toda la zona del Estrecho de Gibraltar y Tarifa- hasta que heredaron de él los Duques de Medina Sidonia…

Entre aerogeneradores dejamos atrás la Tarifa de Guzmán “el Bueno” y subimos por el Alto del Cabrito, desde donde divisamos el Estrecho de Gibraltar observando a tan sólo 14 kilómetros el continente africano. El peñón de Gibraltar (Gebel al-Tariq, Monte de Táriq), está situado geoestratégicamente en la angostura que lleva su nombre y ha sido un referente importante como encrucijada de culturas.




Un 4 de agosto de 1704, una flota anglo-holandesa bajo el mando del almirante Rooke tomó la ciudad de Gibraltar desprotegida en nombre del archiduque Carlos de Austria pretendiente al trono español durante la Guerra de Sucesión Española. El 13 de julio de 1713 se firmaba el Tratado de Utrecht. España cedía a perpetuidad el Peñón a Gran Bretaña sin jurisdicción alguna, estableciéndose no obstante, una cláusula por la cual si el territorio dejaba de ser británico, España tendría la opción de recuperarlo.

San Roque, fundada en 1704 por los españoles expulsados después de la invasión británica de Gibraltar para introducir ciudadanos del imperio británico. Desde San Roque llegamos al castillo de Castellar de la Frontera en el Parque de los Alcornocales, donde visitamos su fortaleza nazarí del siglo XIII junto al río Guadarranque que forma una panorámica de gran valor paisajístico.


Castillo de Castellar de la Frontera

Dejamos atrás Castellar de la Frontera y transitamos por la A-405 por Jimena, San Pablo de Buceite, Gaucín, Algatocín, Benadalid, Atajate hasta llegar a Ronda. Esta ruta ha sido denominada “la Ruta de los Almorávides y Almohades” que evoca la profunda relación existente entre la antigua Al-Ándalus, territorio de la Península Ibérica bajo poder musulmán entre el año 711 y 1492 y los pueblos del norte de África separados por el estrecho de Gibraltar. 


Castillo de Jimena de la Frontera

Pueblos de origen andalusí que parecen manchas de leche derramada a lo largo de la serranía bajo el encantador laberinto de sus calles entre cuestas angostas y empinadas en busca de la protección de su alcazaba.




La antigua Gaucín -Sair Guazan- “la roca fuerte” de los andalusíes, apiñada al pie del desafiante castillo del Águila, -donde encontrara la  muerte de Guzmán “El Bueno” en su asedio el 17 de septiembre de 1309 en poder de los musulmanes. Desde el castillo se puede apreciar con buen tiempo una vista impresionante del Peñón de Gibraltar, el Mar Mediterráneo y la costa africana.

Sin embargo, los arrieros que transportaban desde Gibraltar productos como el tabaco, azúcar, café, etc…sin pagar impuestos y dormían en cualquier punto de la ruta con su manta en tierra junto a las albardas que le servían como almohada bajo la noche estrellada. Las dos rutas de los almorávides y almohades fueron dos arterias importantes en las comunicaciones que desembocaban por la Puerta de Almocábar "al-maqabir" por encontrarse cerca del antiguo cementerio musulmán en la antigua Ronda musulmana para llegar a través de Antequera y Alhama a la antigua Garnatha denominada la “Damasco de Occidente”–Granada-.





Una ruta transitaba desde Cádiz hasta Arcos, Zahara de la Sierra, Grazalema, Olvera y Setenil de las Bodegas hasta llegar al corazón de Ronda para proseguir hasta el reino nazarí de Granada. La otra ruta nos lleva desde Tarifa y Algeciras –a la que se unía Medina Sidonia- nos lleva hasta Gaucín, Algatocín, Atajate y Ronda para proseguir hasta Granada.



Existieron también otras rutas importantes en Al-Andalus como la ruta del Califato, la ruta de los Nazaríes o la ruta de las Alpujarras-, pero a partir del siglo XI -en que desaparece el Califato de Córdoba- todas confluían en Granada hasta su eclipse en 1492.



Posteriormente dicha ruta fue denominada entre el siglo XVIII y XIX “el camino inglés” que iba desde Gibraltar a Ronda pasando por Gaucín como ecuador de la ruta. Allí paraban las diligencias para pernoctar y proseguir a la jornada siguiente. Fue considerada por los románticos como una de las grandes rutas históricas y literarias de Europa.





Los bellos paisajes abruptos de la Serranía de Ronda y Grazalema se proyectan en nuestra imaginación en busca de la convulsa Andalucía de los siglos XVIII y XIX, donde existió una peculiar ruta denominada. La escarpada topografía de Ronda y su comarca ha sido convertida por los viajeros románticos en aventuras y bellas estampas pintorescas. Personajes que la literatura popular convirtió de alguna manera en mitos como los bandoleros, contrabandistas, estraperlistas, arrieros con sus faltriqueras, albardas, alforjas y mantas acompañados de las tradicionales reatas de mulas y recuas de borricos cargadas de fardos con productos que escaseaban en la Península como el tabaco, café, azúcar y telas -que no pagaban impuestos- atravesando peligrosos desfiladeros entre senderos y ríscos.




Transitamos por la A-397 a través de la Serranía de Ronda y Sierra Bermeja en dirección a San Pedro de Alcántara  para desviarnos por la MA-526 para encontrar el nacimiento del río Genal enclavado en el pueblo de Igualeja que perteneciera en tiempos pretéritos a la cora de Takoronna, en el reino nazarí de la antigua Garnatha. 



El agua brota en un escarpado macizo calizo desde el cual inicia su curso dando nombre a todo el Valle del Genal donde los castaños brillan con luz propia en toda la comarca. Una señal nos indicaba el Sendero de las Caleras. Paseando por muchos pueblos andaluces se puede observar como se construyeron algunas iglesias a partir del siglo XVI sobre los restos de las antiguas mezquitas, una vez conquistada esta zona del reino nazarí de la antigua Garnatha tras la caída de Ronda en 1485. También se pueden apreciar algunas torres que fueron alminares en tiempos pretéritos cristianizados posteriormente al añadirle un nuevo cuerpo para soportar mejor el peso de las campanas.



De vuelta a Ronda regresamos a través de la A-374 a nuestro punto de origen, con la Sierra de Grazalema y el castillo de Zahara de la Sierra como testigos de nuestra visita. Desde el embalse nos encontramos una bella panorámica que impregna nuestra retina. Es evidente que la Sierra de Grazalema nos recuerda las partidas de bandoleros durante el siglo XVIII con el popular José María Hinojosa “El Tempranillo” que dejara profunda huella en la retina popular. Zahara de la Sierra está enclavada en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema bajo un emplazamiento privilegiado.




Desde su fortaleza árabe de origen nazarí se divisan los pueblos vecinos como Algodonales y Olvera hasta llegar a Morón, que también fue antigua tierra de fronteras llegando a ser un importante alkevirato en tiempos de Abd al-Rahman I ben Muawiya al-Dajil (el Inmigrado 756-788) según el libro de Ramón Auñón “Los alkevires de Morón”,  y posterior reino de taifa entre 1013-1066.

En definitiva, el Valle del Genal, del Guadiaro junto al Parque de los Alcornocales impregnan la retina del viajero que no puede quedar indiferente ante tanta belleza natural y que fuera frecuentado en tiempos pretéritos por la ruta de los almohades y almorávides, el camino inglés sin olvidar el bandolerismo que fuera considerado como razón de Estado al poner en peligro las rutas y caminos desde Despeñaperros hasta Andalucía la Baja y el Camino inglés.

Tampoco podemos olvidar que el bandolerismo fue el resultado de tanta miseria moral del propio Estado que permitía fuertes contrastes sociales beneficiando siempre a las clases privilegiadas como la nobleza y el clero mientras al mismo tiempo la miseria y hambruna actuaba como detonante para que muchas personas se pusieran al "margen de la ley" en las sierras de Andalucía como verdadero territorio donde ejercer su influencia.




Desde Cádiz a la Serranía de Ronda para el Blog de mis culpas...





jueves, 26 de junio de 2014

El camino inglés -entre Ronda y Gibraltar-



“…el cuadro más pintoresco una banda de arrieros atravesando por el paso de una montaña: primero se oyen los campanilleros, que turban con su monótono sonido el silencio de la elevada cumbre…”

Washington Irwing

Los bellos paisajes abruptos de la Serranía de Ronda y Grazalema se proyectan en nuestra imaginación en busca de la convulsa Andalucía de los siglos XVIII y XIX, donde existió una peculiar ruta denominada “el camino inglés” que transitaba entre Gibraltar y Ronda a través de Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera, Gaucín -Sair Guazan-, Benarrabá -de los Banu Rabbah-, Algatocín -de Al-Atusiyin-, Benalauría -de Ben al Auria-, Benadalid -de Ben-Addalid-, Atajate hasta llegar a la entrada de la antigua Ronda musulmana por la Puerta de Almocábar del árabe "Al-maqabir" por encontrarse cerca del antiguo cementerio musulmán. 

Pueblos de origen andalusí que parecen manchas de leche derramada a lo largo de la serranía bajo el encantador laberinto de sus calles entre cuestas angostas y empinadas en busca de la protección de su alcazaba.

Semanario gráfico español

Callejuelas con casas a dos aguas que aún mantienen sus fachadas encaladas, tejadas con tejas árabes, patios con pozos, aljibes, alminares junto a las antiguas mezquitas, sobre las que se construyeron iglesias cristianas.



Dicha ruta fue considerada por los viajeros románticos de la época como una de las rutas históricas y literarias más hermosas e importantes de Europa. En tiempos pretéritos formó parte de una de las dos rutas de los almorávides y almohades como arterias importantes en las comunicaciones que desembocaban en la antigua Ronda musulmana para llegar a través de Antequera y Alhama a la antigua Elvira denominada la “Damasco de Occidente”–Garnatha-. 




La escarpada topografía de Ronda y su comarca ha sido convertida por los viajeros románticos en aventuras y bellas estampas pintorescas. Durante el siglo XVIII, España ofrecía un importante atractivo para la entrada masiva de mercancías a través de Gibraltar, al haber sido destrozado el país por la Guerra de la Independencia.


En 1830 existía un trayecto en diligencia desde Madrid con destino a Gibraltar que pasando por Despeñaperros transitaba por Écija, Osuna, Ronda y Algeciras. Las partías de bandoleros se dividían el territorio para no entrar en conflictos unos con otros.

Personajes que la literatura popular convirtió de alguna manera en mitos como los bandoleros, contrabandistas, arrieros con sus faltriqueras, albardas, alforjas y mantas acompañados de las tradicionales reatas de mulas y recuas de borricos cargadas de fardos con productos que escaseaban en la Península como el tabaco, café, azúcar y telas -que no pagaban impuestos- atravesando peligrosos desfiladeros entre ríscos y senderos.

Ante los peligros de ser asaltados los arrieros con sus fardos en la ruta en cualquier momento por bandoleros, vagabundos o ladrones era costumbre para defenderse, de unirse para buscar protección armados de trabuco, pistolas y navajas sin olvidar la bota de cuero con vino y agua pendiente de su arzón, la manta en la tierra junto a las albardas que le servían como almohada bajo la noche estrellada.



Ronda romántica 2014


Etimológicamente el término arriero viene de arrear, persona que trajina con bestias de carga de un lugar a otro. Existe un refrán popular que dice, ¡arrieros somos y en el camino nos encontraremos!. 

Pueblos con esencias moriscas por sus cuatro costados con efluvios serranos que impregnan nuestros sentidos. 




Atajate debido a su situación estratégica entre Ronda y Gaucín jugó un papel muy importante en las luchas entre moros y cristianos. Durante la Guerra de la Independencia, el pueblo fue destruido por las tropas napoleónicas convirtiéndose estas sierras abruptas en refugio de bandoleros que asaltaban los caminos para hacer acopio de provisiones. En Atajate comenzaba una extensa red de senderos que conectaban con los pueblos de la serranía. Estos parajes sirvieron de refugio a las numerosas partidas de bandoleros y contrabandistas que proliferaron durante el siglo XVIII y XIX. Terminada la Guerra de la Independencia, Fernando VII mandó a los migueletes para erradicar el bandolerismo. Posteriormente el telégrafo y el ferrocarril y la guardia civil fueron diezmando las partidas de bandoleros hasta su total extinción. Es digno de destacar los abrevaderos y lavaderos públicos que aún existen en esta zona como importante espacio de socialización entre vecinos y transeúntes, donde no es difícil pensar que los arrieros con sus reatas de bestias cargadas calmaban la sed mientras las mujeres hacían la colada.


Vista del Peñón de Gibraltar al fondo, desde Gaucín


Gaucín estaba situado en el ecuador de la ruta. Allí paraban las diligencias para pernoctar y proseguir a la jornada siguiente- antigua Sair Guazan “la roca fuerte” de los andalusíes, apiñada al pie del desafiante castillo del Águila, -donde encontró la  muerte de Guzmán “El Bueno” en su asedio el 17 de septiembre de 1309 en poder de los musulmanes. Desde el castillo se puede apreciar con buen tiempo una vista impresionante del Peñón de Gibraltar, el Mar Mediterráneo y la costa africana.


Castillo de Jimena de la Frontera

Descendiendo desde Gaucín atravesamos el Parque Natural de los Alcornocales –el más extenso bosque de alcornoques de España con una biodiversidad de flora y fauna muy elevada- y uno de los pueblos que la conforman es Jimena de la Frontera (Xemina musulmana) ubicado en tierra de antiguas fronteras entre la banda morisca y la cristiana donde podemos apreciar el castillo nazarí que pasó a manos cristianas en 1456 y que también formó parte del camino inglés. Otro pueblo ubicado en el Parque Natural de los Alcornocales es Castellar de la Frontera con su magnífico conjunto arquitectónico medieval que apenas ha cambiado desde la Edad Media pudiéndose observar una vista inmensa de África, el Mar Mediterráneo, El Estrecho de Gebel al-Tarik junto a la Bahía.



Su nombre aparece por primera vez en el año 914, cuando aparece su nombre entre las localidades rebeldes de Umar Ibn Hafsun y posteriormente sirvió como guarnición de los  almorávides y almohades al estar la ruta para convertirse desde mediados del siglo XIII en fortaleza en primera línea de antiguas tierras de fronteras del Reino de Granada hasta que en 1408 fue asaltada por las tropas cristianas siendo reconquistada definitivamente en 1434 por Juan de Saavedra.

San Roque, fundada en 1704 por los españoles expulsados después de la invasión británica de Gibraltar para introducir ciudadanos del imperio británico como hindúes, malteses…


Isidro García y la mula Molinera

Y como fin de trayecto del camino inglés, la antigua Gebel al Tarik "Gibraltar" situada geoestratégicamente en la angostura que lleva su nombre -antigua Gebel al Tarik- y que ha sido un referente importante en el cruce de culturas con el Mare Nostrum como fiel testigo de las páginas de nuestra historia y legado de nuestra cultura. 

En el escudo de la ciudad aparece una llave de oro que simboliza la importancia de la fortaleza del Peñón –una roca de 426 metros de altura-. 

“La retina de la historia nos dice que en el año 1700 muere el rey Carlos II el Hechizado, -hijo de Felipe IV -sin dejar descendencia. La corona española apoya a Felipe de Anjou, futuro Felipe V y al poco tiempo estallaría la Guerra de Sucesión española.

El 4 de agosto de 1704, una flota anglo-holandesa bajo el mando del almirante Rooke tomó la ciudad de Gibraltar desprotegida en nombre del archiduque Carlos de Austria pretendiente al trono español durante la Guerra de Sucesión”.



…Dejamos atrás el camino inglés para encontrarnos con la ruta del “oro rojo” pero eso forma parte de otra interesante historia.

Desde la antigua Gebel al-Tarik como origen del camino inglés para el Blog de mis culpas...



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