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domingo, 20 de noviembre de 2016

Tras las huellas de Nelson


Desde Morón, tierra de la Cal y del Flamenco ponemos viento en popa en busca de las huellas de Nelson (1758-1805) colocando nuestro sextante orientado entre la costa de Trafalgar y Londres. 

Una  figura histórica  considerada como un héroe para el Imperio Británico a partir de la Batalla de Trafalgar el "21 de octubre de 1805". En Londres y Gibraltar donde la flota británica ejerciera su influencia "Trafalgar" tiene Nelson monumentos que honran su memoria.

Sin embargo, los españoles carecemos de esa altura de miras al haber caído en el ingrato olvido héroes de la talla de Blas de Lezo (1689-1741) en la defensa heróica de Cartagena de Indias “que llegó a ser la llave del Caribe y de América meridional” y Antonio Gutiérrez de Otero (1729-1799) “otro héroe olvidado en los anales de la historia que fue el único que derrotó a Nelson”. 

No debemos de olvidar que gracias a su heroica defensa, actualmente no se hable en la lengua inglesa en el Caribe, América meridional y en las Islas Canarias respectivamente. Lo que sí es cierto es que el almirante don Blas de Lezo y Olavarrieta recibió la indiferencia de su rey Felipe V a cuyo servicio había dejado desperdigado parte de su cuerpo por varios mares del mundo y sin embargo, el rey castigaba a uno de los generales de la Armada que mayor gloria le había dado.

Retrato de Horatio Nelson
Óleo. Lemuel Francis Abbot, 1800, National Maritime Museum, Greenwich, Londres

Al igual que la derrota del Almirante Vermont en Cartagena de Indias, Gran Bretaña habla poco de la derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife donde perdiera su brazo derecho tras tres intentos de invasión. Un impacto procedente del cañón español “Tigre” le destrozó el brazo obligando a su evacuación inmediata. Mediante una capitulación honrosa, logró Nelson salvar la vida de sus hombres firmándose la rendición el día 25 de julio de 1797 reembarcando los ingleses en sus embarcaciones. Los británicos sufrieron grandes pérdidas humanas con 349 bajas por 72 canarias.

Una de las plazas más populares y simbólicas para los británicos por razones obvias es “Trafalgar Square”, creada en 1830 para conmemorar la victoria de Nelson frente a la flota hispano-francesa, por culpa de los derroteros de nuestra política en el siglo XVIII con incalculables gastos para el Erario español al mismo tiempo que se arruinó nuestra Marina y como “efecto colateral”, nuestra navegación mercantil.


Trafalgar Square es una visita obligada. En el centro de la plaza se encuentra la inmensa columna coronada por la figura del Almirante Nelson escoltada por los cuatro leones en bronce que según las páginas de la historia provienen de los barcos capturados por los británicos a la flota franco-española en la Batalla de Trafalgar el 21 de octubre de 1805. 

La enorme columna fue realizada en granito: mide 46 metros de altura y 5,5 metros la estatua de Nelson (1758-1805) esculpido en piedra de Craigleith (Escocia) erigida entre 1840 y 1843 para conmemorar la muerte del almirante británico fallecido en el transcurso de la histórica batalla, lo que produjo un punto de inflexión en el dominio de los mares. 


El monumento a Horacio Nelson fue diseñado por el arquitecto William Railton en 1838 y los cuatro leones añadidos a la base de la columna fueron diseñados por Edwin Landseer.

Además el monumento con más de 50 metros de altura ha aguantado estoicamente las inclemencias meteorológicas y las bombas alemanas durante la II Guerra Mundial (1939-1945) sin olvidar que en 1896 un rayo le rompió el brazo izquierdo. 

El enorme pedestal cuadrado sirve de soporte a la columna que consta en su parte final de un capitel de estilo corinto decorado con hojas de acanto en bronce, procedente de la fundición de cañones británicos. 


El pedestal cuadrado está decorado con cuatro motivos en bronce provenientes de los cañones capturados a la flota franco-española describiendo episodios históricos más significativos en los que Nelson fue protagonista: Trafalgar, el Nilo, Cabo de San Vicente y Copenhague.
  • El 14 de febrero de 1797, Nelson se distinguió por su victoria sobre la flota española en la batalla del Cabo San Vicente, en el extremo occidental de la costa del Algarve, en Portugal.
España estaba aliada con la Francia revolucionaria mediante el Tratado de San Ildefonso y ello le obligaba a enfrentarse a los ingleses. Entre los buques españoles se encontraba el “Santísima Trinidad” con 136 cañones.



  • El 1 de agosto de 1798 se produce una victoria decisiva de Nelson sobre la flota francesa en la batalla del Nilo. Así termina la ambición de Napoleón de llegar a la India británica. Napoleón se queda sin apoyo y tiene que volver a Francia. Nelson recibirá el título de Barón Nelson del Nilo. Más tarde se enamoró de Emma Hamilton, la joven esposa de un embajador británico en Nápoles, convirtiéndose en su amante. Tuvieron una hija, Horatia.
La piedra de Rosetta sería hallada en 1799 durante la campaña francesa en Egipto. Las tropas británicas derrotaron a las francesas en Egipto en 1801 acabando la piedra original bajo dominio británico. Transportada a Londres será expuesta al público en el Museo Británico desde 1802 hasta nuestros días, siendo la pieza más visitada.


  • El 2 de abril de 1801 Nelson vuelve a obtener otra victoria sobre los daneses en la Batalla de Copenhague. En esta batalla se hizo famoso el ataque protagonizado por el almirante Horacio Nelson, quién desobedeciendo las órdenes de Parker de retirarse, destruyó la mayor parte de los buques daneses y noruegos antes de que éstos acordaran una tregua. En mayo se convirtió en comandante en jefe en el Mar Báltico y recibió el título de vizconde Nelson del Nilo por la Corona británica.

  • El 21 de octubre de 1805 Nelson se enfrentó en su última batalla a la flota franco-española en la "Batalla de Trafalgar", la batalla más grande para Gran Bretaña.


Maqueta. Museo de las Cortes de Cádiz

Antes de comenzar la célebre batalla Nelson envió uno de sus últimos mensajes codificados a la flota “England expects that every man will do his duty" (Inglaterra espera que todo hombre cumplirá con su deber). Dicha frase quedará inmortalizada en los libros de historia británicos.

Napoleón deseaba el dominio del mar para invadir Inglaterra y pensaba en dar la batalla decisiva en el Canal de la Mancha hasta que Nelson apareció en Gibraltar lo que significaba que las fuerzas navales inglesas en Europa estaban en vías de concentrarse con el objetivo de proteger el comercio británico en el Mediterráneo.

Mientras tanto, el gobierno español estuvo siempre sometido a los dictados de Napoleón jugando un papel de comparsa, a quien lo único que le preocupó fue el poder contar con los buques de la Armada para utilizarlos en los sucesivos proyectos de invasión de Inglaterra. En Trafalgar fuimos al combate derrotados de antemano, por la trágica situación de abandono en que se tenía a la Marina.

La flota franco-española se vio bloqueada en Cádiz por Nelson cerca del Cabo de Trafalgar teniendo lugar el 21 de octubre de 1805 el mayor combate naval de la historia donde la flota franco-española será definitivamente derrotada por la superioridad técnica y táctica de la Armada Real Inglesa.  

La Armada española perderá diez de sus quince barcos y los franceses, doce de sus dieciocho con miles de muertos, heridos o prisioneros. Allí murieron en combate entre otros muchos marinos el almirante Horacio Nelson, Churruca, Gravina. Alcalá Galiano morirá posteriormente como consecuencia de sus heridas. 


También perdimos el buque insignia de nuestra Armada “El Santísima Trinidad” con sus cuatro puentes y 150 cañones, el más grande de su época. Villeneuve y su buque insignia, el "Bucentaure", fueron capturados por los ingleses junto con otros muchos buques españoles y franceses.


Nelson resultó mortalmente herido. Una bala de mosquete, disparada por un tirador francés alcanzó al almirante en el “HSM Victory”, entrando por su brazo izquierdo, atravesando un pulmón y alojándose finalmente en una vértebra. Nelson cayó en la cubierta sobre la que previamente se había esparcido arena para que estuviera menos resbaladiza. «Finalmente han acabado conmigo», dijo el almirante al capitán del Victory, Hardy, cuando lo llevaron a la cabina. «Me han atravesado la columna vertebral.» Para evitar que la tripulación se desmoralizara, se cubrió con un pañuelo la cara de Nelson cuando fue llevado bajo cubierta. Una vez allí, se le acostó y el cirujano rápidamente dictaminó que el almirante tenía razón y que no se podía hacer nada por su vida.


“Esto se acaba Hardy, no me tiréis por la borda”, “oh, claro que no”, respondió el capitán, “entonces, ya sabes lo que tienes que hacer” continuó, “cuida de mi querida la pobre lady Hamilton, bésame Hardy”, el capitán se arrodilló y lo besó “ahora estoy satisfecho, he cumplido con mi obligación”. Después de un instante Hardy volvió a besarlo y Nelson inquirió “¿quién es?”, “soy yo, Hardy”, “Dios te bendiga Hardy”, balbuceó Nelson.

Nelson murió sabiendo que había logrado su mayor victoria, en una de las batallas navales más importantes de la Historia. Sus últimas palabras fueron: "Gracias a Dios, he cumplido con mi deber". Perdió la conciencia y fue declarado muerto a las 16:30 horas.

El “HSM Victory” es remolcado a Gibraltar, con el cuerpo de Nelson a bordo, conservado en un barril de coñac. Su cuerpo fue enviado a Londres y enterrado con todos los honores en la Catedral de San Pablo. Tras su muerte, Nelson alcanzó una enorme celebridad cuyo legado se mantiene en la actualidad.

Catedral de San Pablo en Londres

Con el fin de que el cadáver de Nelson llegase en el mejor estado posible a Londres, fue introducido en un ataúd lleno de brandy para ser enviado a la city cuando fuese reparado el HMS Victory en Gibraltar y poder ser enterrado en la Catedral de San Pablo como un héroe. Pero cuál no sería la sorpresa de la tripulación que a su llegada a Londres, el brandy había desaparecido y Nelson llegó más seco que una mojama -como se dice en Cádiz-. Es muy posible que la marinería se bebiera el brandy durante la travesía con Nelson en su interior al no haberse escrito algo que indicara su presencia en el barril.

Esta será la sinrazón que tristemente generó la política exterior española durante el siglo XVIII -con su falta de miras y despropósito político-, lo que llevó a la desaparición de la hegemonía española en los mares del mundo al abrir una enorme brecha en nuestro poderío que como una hemorragia se fue desangrando. A partir de esa fecha “21 de octubre de 1805” la marina británica ejercerá su influencia en todos los mares del mundo quedando inmortalizado el nombre del cabo -otorgándole un protagonismo a Cádiz-, con lo cual la historia se ha visto mediatizada por el accidente geográfico. 


Trafalgar fue el mayor desastre político y militar, pues el combate perdido abrió una ancha brecha a nuestro poderío, por donde comienza a desintegrarse el mayor y más débil Imperio que jamás haya existido cuyo epílogo tendrá lugar en 1898. La Armada española después de Trafalgar moriría de abandono por falta de carena, decepcionados sus hombres por la incomprensión y el olvido de su propia nación. 

Faro de Trafalgar en Caños de Meca (Cádiz)

Arturo Pérez-Reverte, uno de los escritores más leídos en lengua castellana, manifestaba que “el auténtico enemigo en aquélla época no eran los franceses sino los propios españoles -sobre todo por un factor de cultura”-, al permitir que el espíritu de aquella España de 1812 dejara la modernidad y la libertad. Pero las circunstancias hicieron que se volviera al Antiguo Régimen absolutista debido a que primaban más los intereses y privilegios de aquélla España reaccionaria, en contra de la razón y del progreso, lo que nos introdujo de nuevo en el oscurantismo.

Manifiestan algunos autores que los desastres navales que se prodigan en España a partir de 1700 no fueron productos del azar sino producto de alianzas no consistentes, errores de estrategia, mala fe y engaños de los enemigos, mal material, falta de personal etc., que permitieron nuestro gran repliegue político y militar con respecto a Europa, al desaparecer la hegemonía española con el liderazgo incuestionable de la marina inglesa en los mares como el más firme cimiento de su nación.

Monumento a Horacio Nelson en Gibraltar

P.D. Otro monumento dedicado a Nelson en Dublín (Irlanda) fue destruido por una bomba que hizo explosión a las 2,00 a.m. del 8 de marzo de 1966, por un comando perteneciente al I.R.A.

Desde Trafalgar Square, para el blog de mis culpas...



Enlaces interesantes






jueves, 3 de noviembre de 2016

Gibraltar "la sinrazón de una amnesia histórica".


Reino Unido retendrá Gibraltar mientras 
que los macacos sigan residiendo en el Peñón. 

Leyenda

...Desde el cabo de Trafalgar -denominado en tiempos de los andalusíes “Taraf al-Ghar o cabo de las cuevas”-, accidente geográfico que fuera inmortalizado a partir de 1805 con la épica batalla del mismo nombre -donde se perdieran almirantes de la talla de Nelson, Churruca, Gravina o Alcalá Galiano entre otros-, pusimos nuestro "mascarón de proa" con rumbo firme en busca del extremo más meridional de la Península Ibérica y de Europa, Tarifa “la madre que parió al levante y la madre que parió al poniente”, para transitar hacia la Bahía de Algeciras hasta llegar a Gibraltar como epílogo de nuestra ruta.

Atrás dejamos la antigua ciudad romana de Baelo Claudia. A partir del año 238 a. C. con la I Guerra Púnica los romanos obtienen la supremacía naval y comienzan a usar el término Mare Nostrum (mar nuestro) para referirse al Mar Mediterráneo, anteriormente denominado "Mar Medi Terraneum". A partir del 21 de octubre de 1805 con la "Batalla de Trafalgar" desaparece la hegemonía española en los mares dejando su liderazgo incuestionable a la marina inglesa como el más firme cimiento de su nación que llegará a ejercer su influencia en un tercio de los mares del planeta llevando el comercio y el idioma a un cuarto de la población mundial.

Nos detuvimos para recuperar fuerzas en un mirador excepcional con unas impresionantes vistas del Estrecho, entre Tarifa y Algeciras, donde se puede observar la costa africana: Ceuta situada al este y Tánger al oeste.


Bella panorámica, desde el mirador del Estrecho de Gibraltar

Lo primero que capta nuestra retina, muy cerca de la frontera con Gibraltar es el monumento a Camarón de la Isla cantando sobre una silla de enea. En una rotonda junto a la frontera se ubica el "Monumento al trabajador español en Gibraltar", acompañado de una vieja bicicleta con faro grande, freno de varillas, sillín de cuero sobre amortiguadores y dinamo, con su inseparable maleta sobre el portamaletas, posiblemente amarrada con una frágil guita, donde se dejara una gran parte de su vida trabajando para mantener a su familia.


Cuando entramos en Gibraltar es necesario pasar dos controles fronterizos: uno en la parte española y otro en la parte británica. Muy cerca se encuentra el “Gibraltar Airport” donde se paraliza el tráfico rodado cuando es necesario -con los semáforos en rojo-, mientras despegan y aterrizan aviones civiles y militares, lo que posiblemente convierta a este aeropuerto en uno de los más peligrosos de Europa. 

Muchos ciudadanos llegan tarde a su trabajo por las largas esperas. Cinco mil coches diarios entran y salen de Gibraltar con el consiguiente peligro para la pista de aterrizaje, ya que al transitarse perpendicularmente por dicha pista pueden depositarse en ella restos de neumáticos, escapes de aceites o tornillos que pueden ser succionados por las turbinas de los aviones. 

De la limpieza de la pista se encargan continuamente en la zona de tránsito las barredoras del aeropuerto. Es posible que en un futuro cercano, el tráfico de vehículos pueda atravesar la pista de aterrizaje por debajo de tierra, solventando un serio problema que afecta en primer lugar, a la seguridad aérea y también a los horarios laborales de miles de "workers".

El tráfico aéreo tiene como destino Londres “Heathrow o Gatwick”, Manchester, Birmingham, Marrakech o Tánger. 

Es evidente que la mayoría de los españolitos de a pie aprovechamos nuestra visita a la colonia británica para comprar en la “Main Street” donde no pasa desapercibido el "spanglish gibraltareño", la lengua británica pero con acento gaditano:
“I´m sorry, mi arma”
"Goodbye, chiquiya"

Cruzando perpendicularmente la pista de aterrizaje -Winston Churchill Ave-, con la enorme Roca como testigo de nuestra visita nos encontramos el primer monumento "Crandle of History" o cuna de las civilizaciones, que nos da la bienvenida con el escudo de Gibraltar labrado en bronce en su parte central. Es evidente que Gibraltar ha sido en tiempos pretéritos crisol de culturas y paso de civilizaciones, mucho antes de que los hijos de la Gran Bretaña ocuparan esta ciudad un 4 de agosto de 1704 en el contexto de la Guerra de Sucesión española.

El desplazamiento a la "Main Street" se puede realizar en bus o andando. A medida que nos introducimos en Gibraltar se pueden observar efluvios británicos en forma de cabinas telefónicas o de correo pintadas de color rojo junto con los autobuses de dos plantas como si de la metrópoli londinense se tratara. Sin embargo, es una ciudad británica muy particular donde los coches circulan por la derecha.

Se puede observar que todos los paneles ilustrativos sobre la historia de Gibraltar vienen escritos sólo en lengua inglesa. Pienso que al menos, por cortesía hacia el turista podría haberse colocado traducciones en español o francés para que el viajero pueda comprender un poco de su historia. Me imagino que todo esto entrará en el contexto de que "los gibraltareños son muy particulares y  pretender seguir siendo hijos de la Gran Bretaña".

Gibraltar es un territorio tan cercano y al mismo tiempo tan desconocido, que en la mayoría de los casos, tan sólo nos interesa el precio del combustible, el número de cartones de tabaco o botellas de alcohol que se pueden pasar por la frontera sin olvidarnos degustar las famosas pintas de "beer" (568 ml.), ir de “shopping” para interesarnos por alguna que otra cámara de fotografía de tal o cual marca,  visitar alguna que otra tienda de ropa e incluso dicen las malas lenguas que algún que otro turista adquiere alguna que otra viagra sin receta para "enderezar su estado de ánimo".

Una cazadora de piel comprada en la Main street comenzó a despintarse a los pocos meses de haberla comprado demostrándome que la calidad en algunos de sus artículos brilla por su ausencia.

¡Ellos conocen perfectamente [salvo aquel que viva en el Campo de Gibraltar] que para un ciudadano que va de visita sale mucho más caro volver a desplazarse a la Roca para descambiar una prenda, lo que los convierte en mediocres comerciantes!



"Casemates square" nos acerca a la "Main street", donde nos encontramos la Plaza de John Mackintosh en la que se encuentra el Ayuntamiento, la King´s Chapel y los Juzgados donde un 20 de marzo de 1969 se casaban en Gibraltar John Winston Lennon -icono del siglo XX- y Yoko Ono, posiblemente la viuda más famosa del mundo a partir del 8 de diciembre de 1980 en que John Lennon fue asesinado en New York. 

Hay quien dice por ahí que esta relación acabaría con el mejor grupo musical de todos los tiempos “Los Beetles”. 

Sin embargo, un 10 de abril de 1970, Paul MaCartney publicó un disco en solitario, lo que sirvió como anuncio oficial de la separación de "The Beatles". Comienza entonces la “Beatlemanía”.


Paseando a la altura de la Residencia Oficial del Gobernador "The Convent", una antigua capilla del convento de frailes franciscanos que fuera levantado en el siglo XVI y que después de la ocupación británica, su capilla se convertirá en una iglesia anglicana.

Cada cierto tiempo se escuchan unas enormes voces convertidas en atractivo turístico. Era "el cambio de guardia".



Al final de Main Street, frente al monumento al almirante Nelson ubicado en las antiguas fortificaciones se halla el cementerio de Trafalgar donde se pueden apreciar algunas tumbas de hombres que perdieron la vida en la histórica batalla, en 1805. Gibraltar cuida al máximo la memoria de sus héroes que defendieron el Imperio Británico.

Un poco más tarde ascendimos al Peñón de Gibraltar (to upper Rock Nature Reserve) con el funicular "Cable car top station", very expensive por cierto, que nos llevaba a un mirador, donde se puede apreciar una vista impresionante de la Bahía de Algeciras, la Línea y las primeras estribaciones del continente africano acompañados por la molesta presencia de los tradicionales macacos de Berbería que no pocas veces se muestran muy agresivos al intentar "robar" las cámaras de fotos, mochilas o bolsas, que ellos desde sus frágiles entendederas interpretaban como comida. 

Descendiendo a pie por la pendiente de la Reserva Natural llegamos al monumento de las columnas de Hércules "Calpe". En su anverso se observan labradas las ciudades más importantes de la época antigua como Cartago, Roma, Olympia, Troya, Alejandría, los pilares de Hércules y el Atlas. Desde allí nos dirigimos al castillo musulmán de Gibraltar "Moorish Castles" ubicado en una parte elevada que fuera construido por la dinastía meriní, único en la Península Ibérica. Allí nos encontramos con un primatólogo dispensando cacahuetes a los macacos de Berbería que "hacían guardia en el castillo".




Aunque los flujos de capitales se muevan en otra dimensión, se perciben infinidad de instituciones financieras. No es de extrañar que los gibraltareños con un alto poder adquisitivo no quieran pertenecer a España ya que bajo la influencia británica gozan de un status económico más elevado y al final "poderoso caballero...".

Una economía amparada bajo el término “offshore” o libre de impuestos -si el “Brexit” no lo complica-, y que ha contribuido a cimentar los pilares de su pequeño imperio económico y como “efecto colateral” produce no pocas asperezas en el Estado español, con escaso peso específico e influencia en el ámbito internacional.

De cualquier manera, es justo reconocer el milagro realizado por los “llanitos” que han sabido sacarle un enorme rendimiento económico a un pequeño territorio -bajo una abrupta geografía-, que la ha convertido en el tercer territorio con mayor renta percápita del mundo según el FMI -70.000 euros y pleno empleo-, muy por encima del Reino Unido y de España. 

¡Poderoso caballero es don dinero! Un motivo de enorme peso para no querer reintegrarse en España.

Pero es necesario recordar que Gibraltar como crisol de culturas posee una abundante e interesante historia, que en la medida de nuestras posibilidades vamos conocer.




Muchos monumentos hacen referencia a su interesante historia como el monumento a las Columnas de Hércules, los numerosos cañones de bronce que han labrado su historia, el monumento al almirante Nelson -cuyo nombre aparece incluso en alguna que otra taberna “Lord Nelson”-, el monumento al almirante Rooke o el monumento al soldado gibraltareño caído en la Segunda Guerra Mundial entre un largo etcétera, lo que nos nos proyecta sobre nuestras "frágiles entendederas” de que Gibraltar, aunque geográficamente está ubicada en la Península Ibérica, forma parte del territorio británico de ultramar.

Gibraltar está situada geoestratégicamente en la angostura que lleva su nombre siendo un referente importante en el cruce de culturas. Desde su atalaya excepcional se puede observar las primeras estribaciones del continente africano, el Monte Musa denominado “El guardián de África”.



Los fenicios eran grandes navegantes que conocían este lugar señalando a los pueblos mediterráneos los límites seguros de la navegación. Sin embargo, los antiguos griegos creían que el mítico héroe "Hércules" abrió el Estrecho de un solo golpe para unir el Mar Mediterráneo con el Océano Atlántico para seguir buscando el ganado del gigante deforme Gerión que posiblemente vivía en África.

Los griegos las denominaron “Estelas de Heracles” y los romanos “Columnas de Hércules”. La columna norte corresponde a la columna denominada “Calpe” -término que posiblemente venga del fenicio y cuya historia se pierde en la noche de los tiempos-, que coincide con el Peñón de Gibraltar -424 m.s.n.m.- y que fuera denominado Yabal al-Tarik en recuerdo del general Táriq ibn Ziyad, quien dirigiera el desembarco en este lugar allá por el 711 de nuestra era. 

La columna sur denominada “Abila” se le atribuyen dos elevaciones: la denominada Yebel Musa (839 m.s.n.m.) en el norte de Marruecos junto a la otra costa del Estrecho o el Monte Hacho, de 180 m.s.n.m. en Ceuta cuya etimología deriva al parecer del vocablo romano “septem fratres”, la ciudad de las siete colinas al igual que Roma. 

En tiempos muy pretéritos, las Columnas de Hércules delimitaban el fin del mundo conocido hasta 1492 “Non terrae Plus Ultra" (no hay tierra más allá). Más allá sólo existían las tinieblas e inseguridad para la navegación. 

Es difícil de creer que sólo unos miles de musulmanes sin una Marina adecuada y “sin una invitación previa” pudiesen atravesar el peligroso Estrecho de Gibraltar de su época y conquistar un vasto territorio que le llevó al Imperio Romano varios siglos de conquista (desde 218 a.C. hasta el 19 a.C.). 

Las retina de la historia nos recuerda que allá por 1651 aparece por Gibraltar una flota británica, regresando en 1654 como aliados de España contra los intereses franceses y holandeses en el Estrecho de Gibraltar. Posteriormente en 1656 España le declara la guerra a Gran Bretaña. Oliver Cromwell al mando de su flota hace un reconocimiento sobre el potencial militar de Gibraltar, recomienda ese mismo año por carta al almirante Edward Montagu la necesidad para la Corona británica de establecer una base naval permanente a la entrada del Mediterráneo, preferiblemente Gibraltar. Anterior a 1625 los británicos ya habían colocado su punto de mira en Gibraltar como futura base naval.


Otra fecha importante a tener en cuenta en la historia de España y Gibraltar será el año 1700 con la “Guerra de Sucesión española”.

Carlos II “El hechizado” hijo de Felipe IV y último Austria había muerto sin descendencia, nombrando como sucesor a Felipe de Anjou “Felipe V” (1701-1746), nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de Felipe IV que instaurará la dinastía Borbón en España. Acababa así la dinastía de los Habsburgo y comienza la “Guerra de Sucesión española (1701-1713). 

El "casus belli" será la subida al trono español de Felipe de Anjou “Felipe V. Estalló una guerra civil en España que se proyectó a Europa (Flandes e Italia). Castilla apoyó el modelo centralista francés en la persona de Felipe V mientras que Aragón y Cataluña apoyaba el modelo foralista en la persona del Archiduque Carlos de Austria. 

Pero tras varios años de guerra  ocurre el milagro: Carlos de Habsburgo hereda en 1711 el Imperio alemán y se desinteresó de su aspiración a reinar en España. 

Inglaterra y Holanda no veían con buenos ojos la posible unión de España y Austria del mismo modo que tampoco permitieron con anterioridad la unión de Francia y España bajo los Borbones.




El 1 de agosto de 1704 la escuadra anglo-holandesa bajo el mando del almirante Rooke vuelve al Sur de la Península frente a Gibraltar, claramente desprotegido por no considerarse un punto estratégico para España en aquella época.

El Gobernador de la Plaza, don Diego de Salinas, la rechazó pese a contar tan solo con una guarnición cercana a los cien soldados sin formación alguna y 120 cañones, la mayoría en desuso. El 4 de agosto comenzó el bombardeo naval que duró desde las cinco hasta las 10 de la mañana la que siguió el desembarco de más de cuatro mil hombres en nombre del archiduque Carlos de Austria con la promesa de que ondearía la bandera española. Sin embargo, se cometió un acto de piratería al ser tomada la plaza en nombre de la reina Ana de Inglaterra y ser izada la bandera británica.

Un auténtico ataque de piratería y rapiña contraria a todas las leyes contrarias al honor. La Enciclopedia Británica hasta sus ediciones del siglo XX definen a Gibraltar como algo vergonzante en la memoria de Inglaterra y su toma más propia de piratas que de caballeros con honores militares. Sin embargo, con la amnesia histórica, los británicos fortificarán Gibraltar haciendo de ella una fortaleza inexpugnable.

La pérdida de Gibraltar fue percibida por España como algo muy peligroso cuyo "dolor lacerante" ha permanecido siempre en su nostalgia histórica. Desde febrero hasta abril de 1705 duraría el primer asedio hispano-francés a Gibraltar, pero finalmente hubo la imposibilidad de tomar por tierra una Plaza que contaba con permanente apoyo desde el mar.

San Roque será fundado en 1704 por los españoles que pudieron salir exiliados después de la invasión británica de Gibraltar para introducir ciudadanos del Imperio Británico como hindúes, malteses, etcétera.




El 13 de julio de 1713 España firmaba el "Tratado de Utrech" como única salida a la paz, lo que ponía fin a la Guerra de Sucesión española cediendo España a perpetuidad el Peñón a Gran Bretaña sin jurisdicción alguna, estableciéndose no obstante, una cláusula por la cual si el territorio dejaba de ser británico, volvería de nuevo a España. 

Pero las consecuencias de dicho tratado van mucho más allá del reconocimiento de Felipe de Anjou como Felipe V de España al suponer el inicio de la supremacía naval británica con respecto a Francia y España, consolidando su primacía en el Mediterráneo con la adquisición de Gibraltar. 

La Guerra de Sucesión tuvo un alto precio en la pérdida de hombres, tierras y riquezas, que tan sólo trajo para España el rey Felipe V como el prólogo de una enorme hemorragia cuya continuación tendrá lugar el 21 de octubre de 1805 con la batalla de Trafalgar, la “Guerra de la Independencia entre "1808-1814” y su epílogo que ocurrirá con el "Desastre de 1898", originando que el más frágil Imperio que jamás haya existido dejara de ser hegemónico para ir dejando el liderazgo de los mares como firme cimiento de nuestra nación a la marina inglesa en todos los mares del mundo.


El resultado de la batalla de Vélez-Málaga en 1704 también fue favorable a los intereses británicos al asegurar la posesión del Peñón de Gibraltar, con lo que los ingleses llevarían la iniciativa en el Mediterráneo. Esta sería la primera y última ocasión que tendría lugar una verdadera batalla naval durante la Guerra de Sucesión.

Sin embargo, una de las grandes batallas de la historia ocurriría en Cartagena de Indias entre mayo y marzo de 1741. Un episodio heroico donde Blas de Lezo en aplastante inferioridad humilló a Gran Bretaña, sin duda fue la mayor victoria del siglo XVIII, que retrasó la caída del Imperio Colonial español.

Blas de Lezo recibió la indiferencia de su rey Felipe V a cuyo servicio había consagrado su carrera y por el que había dejado los pedazos de su cuerpo desperdigados en varios mares del mundo. Un rey que castigaba con el olvido a uno de los generales de la Armada que mayor gloria le había dado. 

El 14 de febrero del 1797 se produce un enfrentamiento en el Cabo de San Vicente, en el Algarbe portugués. Fue un negro presagio, donde el almirante John Jerwis destrozó la escuadra española mandada por el almirante José de Córdova. Los británicos apresaron cuatro buques españoles.

Otro negro presagio para la Armada española ocurriría en la Batalla de Finisterre el 22 de julio de 1805 donde el almirante Calder venció a la flota combinada al mando de Villeneuve.


El nuevo orden impuesto por la dinastía borbónica influyó decisivamente sobre la Marina española, siempre subordinada a la francesa hasta la trágica "Batalla de Trafalgar" en 1805. 

Con el hundimiento del "Santísima Trinidad" -el barco de cuatro puentes más grande de su epoca-, se hundía España como potencia naval con la pérdida de eminentes marinos de la talla de Alcalá Galiano, Cosme Damián Churruca o Federico Gravina. Incluso el almirante francés Villeneuve se suicidó al no poder soportar el peso de la derrota. 

Declararle la guerra a Gran Bretaña permaneciendo subordinada a Francia fue un grave error ya que los gastos para el Erario Público fueron incalculables con el consiguiente perjuicio para nuestro comercio, al mismo tiempo que se arruinó nuestra Marina y nuestra navegación mercantil. 

En la biografía de Blas de Lezo por Gonzalo M. Quintero Saravia reflexiona sobre algunos errores graves que influyeron en la Marina española de la época y que tendrían graves consecuencias:

Antonio de Gaztañeta -marino e ingeniero naval español- presentó un plan entre 1713 y 1720 que incluía buques entre 50 y 80 cañones. De esta propuesta se decidió que el grueso de la fuerza naval española estaría compuesta por navíos de 60 cañones. Fue un grave error al dejar a los barcos españoles en inferioridad de condiciones frente a sus competidores ingleses y holandeses que habían optado por embarcaciones de 70 y 80. A ello habría que sumar que las piezas elegidas para ser montadas a bordo eran de menor calibre que las de sus oponentes, lo que colocaba a los barcos de Su Católica Majestad Felipe V en inferioridad de condiciones.

En tiempos de Felipe V se comenzó a diseñar un extenso programa de construcción de buques. Se optaba fabricarlos en los astilleros españoles en vez de importarlos, para reactivar económicamente la zona donde se ubicaran. También que se fabricarán barcos en La Habana como prioridad en el mantenimiento de las comunicaciones entre América y la Península Ibérica.

En muchas ocasiones, nuestra Armada llegó a ser arrastrada a guerras innecesarias por malas decisiones políticas, subordinadas a los intereses de Francia, mientras muchos buques y navíos permanecían en los arsenales españoles por falta de carena, abandono e incomprensión. Nuestra Armada en aquellas fechas no participaba en el planteamiento de las operaciones combinadas, sino que iría a remolque de los intereses y planes franceses. 

Es cierto que la historia es la ciencia del pasado que nos debe servir para ejemplo del presente y como brújula para afrontar el futuro. No hace falta ser docto en la materia para darse cuenta por la sinrazón que tristemente nos llevó la política exterior española durante el siglo XVIII, con su falta de miras y despropósito político que llevó a la desaparición de la hegemonía española en los mares al abrir una enorme brecha en nuestro poderío. 

Aunque los Borbones perdieran la guerra con un alto precio en hombres, tierras y riquezas, tan sólo se ganó para España un rey con el nombre de Felipe V, como el primer Borbón español. 


Es cierto que después de la Paz de Utrech -13 de julio de 1713-, se inicia la regeneración de la Marina española en base al modelo francés. Otro grave error de incalculables consecuencias que subordinaba a España tanto en lo político como en lo militar.

La Guerra de Independencia de los Estados Unidos estalló en 1776 tras el intento de Gran Bretaña de imponer nuevos impuestos sobre las trece colonias británicas en América. Viendo la oportunidad de retomar viejos territorios, Francia y España le declararon la guerra a Gran Bretaña y se aliaron con los rebeldes americanos.

En junio de 1779 España empezó el más largo asedio a Gibraltar en toda su historia. Se recordará como el Gran Asedio a Gibraltar. Los españoles habían aprendido bien la lección de sus errores en sus dos asedios anteriores y decidieron asaltar Gibraltar por tierra y mar a la vez y poder cortarle el suministro de víveres y munición desde Marruecos. El 13 de septiembre de 1782 10.000 hombres, 48 barcos de guerra y 450 cañones empezaron su asalto al Peñón. El intenso bombardeo desde las baterías de tierra, los cañoneros y las baterías flotantes, especialmente construidas para bombardear Gibraltar desde el mar y a poca distancia, redujo a gran parte del pueblo de Gibraltar a ruinas. La falta de comida causó hambruna y brotes de escorbuto entre otras enfermedades.

La guarnición de Gibraltar pudo repeler los ataques de los españoles y aguantar el tipo durante los tres años y medio que duró el asedio. El 17 de diciembre de 1783 la guerra entre España y Gran Bretaña finalizó. Los británicos le cedieron Florida y Menorca a España, pero se quedaron con Gibraltar que nunca más fue atacado por tierra o mar por España.

La abertura del Canal de Suez en 1869 aumentó la importancia geoestratégica de Gibraltar.



En el escudo de la ciudad de Gibraltar aparece una llave de oro que simboliza la importancia geoestratégica de la fortaleza del Peñón y puerta de entrada al Mar Mediterráneo. En la parte inferior del escudo de armas figura el lema "Montis Insignia Calpe" (Insignia del Peñón de Gibraltar).

El 10 de julio de 1502 la reina Isabel I de Castilla le otorga el escudo a Gibraltar. Es el escudo de armas más antiguo existente en los territorios británicos de ultramar anterior al establecimiento de Gibraltar como colonia. Después de la invasión británica de 1704, la población del Peñón huyó y fundó la cercana localidad de San Roque, adoptando el mismo escudo de armas de la ciudad.


Pero lo que quizás mejor almacene la retina colectiva es lo que se ha proyectado a través de la literatura popular durante los siglos XVIII y XIX sobre el “Camino Inglés” o la “Ruta Romántica” que transitaba entre Gibraltar y Ronda a través de infinidad de pueblos desparramados por la serranía con efluvios andalusíes -como Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera, Gaucín -en la mitad de la ruta y donde pernoctaban las diligencias-, Benarrabá, Algatocín, Benalauría, Benadalid, Atajate hasta llegar a la entrada de Ronda por la antigua Puerta de Almocábar en Ronda.

Esta ruta será considerada por los viajeros románticos del siglo XVIII y XIX como una de las rutas históricas y literarias más hermosas e importantes de Europa.


¡El bandolerismo romántico ha llegado hasta nosotros gracias a las plumas de viajeros románticos de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX como Washington Irving, Gautier, Merimée que trasladaron fuera de España a través de leyendas e historias reales una figura del bandolero idealizada como “el mártir de las causas injustas y la opresión social y política”. Bellas historias que tal vez llevaron en el siglo XX a Orson Welles y Ernest Heminway a enamorarse de la ciudad.

En tiempos de Al Andalus formaría parte de una de las dos rutas de los almorávides y almohades como arterias de comunicaciones que desembocaban en la antigua Ronda musulmana y desde allí por Antequera y Alhama proseguir hasta la antigua Garnatha denominada la “Damasco de Occidente”.

Es evidente que la pérdida de Gibraltar actuó de alguna forma como catalizador para el desarrollo del bandolerismo andaluz al convertirse la ciudad en puerto franco, lo que generaba un caldo de cultivo ideal para que los antígenos del comercio ilegal crecieran exponencialmente. El contrabando con Gibraltar se convierte según algunos estudiosos en una “escuela de bandoleros” como paso previo antes de asaltar los caminos. 

Eran ataques puntuales que beneficiaban según la literatura popular a los que menos poseían, los desheredados. Los campesinos que le ofrecían cobijo, consideraban que el bandolerismo erosionaba el poder que los oprimía mediante la miseria y la injusticia, convirtiéndose muchos cortijos en auténticos refugios de bandoleros. 

En el “Camino inglés” denominado también “La Ruta Romántica”, el bandolerismo siempre ha estado en el ambiente ya que para salir de la pobreza extrema no existía otra opción que hacerse contrabandista o bandolero, lo que obligaba a permanecer en el filo de la navaja y como consecuencia ser perseguidos por la ley y no pocas veces delatados para cobrar alguna recompensa. Una corta vida llena de cansancio, mal aspecto, con barba de muchos días y sudorosos transitando múltiples senderos en busca de alguna guarida que los protejan.

"El bandolero que no tiene leyenda, el que no lo canta el pueblo, ese no es un bandolero, ese es un bandido".

La Constitución de 1812 denominada “La Pepa” pretendía actuar como punto de inflexión para evitar la miseria en la que estaba sumida España. La nula altura de miras del inefable Fernando VII traería como consecuencia la progresiva emancipación de nuestras colonias en América surgiendo una inevitable ola de indignación donde los escritores de la denominada “Generación del 98” brillarán con luz propia.

La peculiaridad del bandolerismo perpetúa en la memoria colectiva de los pueblos blancos en los que ejercieron su influencia destacando las angostas, sinuosas y empinadas callejuelas con reminiscencias andalusí que impregnan la retina del viajero. 

La literatura popular ha convertido en mitos a estos personajes que transitaron por los senderos de la Serranía de Ronda y Grazalema hasta llegar a Gibraltar como punto de origen del “Camino inglés”.

Hasta 1830 el estatus legal de Gibraltar tenía la denominación de "Ciudad y guarnición de Gibraltar en el Reino de España", pero a partir de esa fecha se añadió la denominación de "Colonia de la Corona". 

Gibraltar se convertirá en un refugio obligado para los exiliados tras decretar el 4 de mayo de 1814 Fernando VII las Cortes de Cádiz y su posterior obra legislativa La Constitución de 1812 "La Pepa". Gibraltar por un lado, será la cabeza de puente para continuar luchando contra el absolutismo de Fernando VII y por otro, en una escala para viajar a Inglaterra, la única nación que no cerrará sus fronteras a la emigración política española. Francia, sin embargo, los ha tratado más como prisioneros de guerra que como refugiados políticos.

Gibraltar servirá también de refugio durante la Guerra Civil española (1936-1939) a miles de españoles que huían de nuestra trágica contienda. Gran Bretaña con el acuerdo de No Intervención se mantenía a la expectativa de los acontecimientos guardando las apariencias. Este dramático episodio bélico se convertirá en un teatro de operaciones militares extranjeras en favor de uno u otro bando como prólogo de la Segunda Guerra Mundial, donde se probarán armamentos punteros y bombardeos masivos que traerán ruina, hambre y miseria. 

El Mediterráneo como línea de comunicación desempeñó un papel vital en la defensa del Imperio con Gibraltar en el Oeste y el Canal de Suez en el Este como las dos principales entradas por mar controladas por el Reino Unido con la base naval de Malta como posición estratégica en el Mediterráneo central. Gibraltar era el eslabón estratégico en la cadena de la defensa imperial. Gibraltar era el emblema y símbolo del Imperio, la puerta del Mediterráneo y una parte esencial del imperio desde que Gran Bretaña se apoderó del Peñón en 1704. 

La guerra civil española llegó en el momento más inoportuno al complicar las consideraciones estratégicas y diplomáticas británicas para sus intereses al tener que mantener efectivos navales en el Mediterráneo dejando desprotegida la otra ruta del Imperio por El Cabo, en África del Sur junto con los intereses británicos en Oriente Medio. Era evidente que Gibraltar desempeñaba un papel clave entre África y Europa y ambos bandos querían controlar el Estrecho.

Franco transportó por barco las tropas moras de Marruecos a la Península. La Armada republicana llegó demasiado tarde para impedir que el barco Cabo Espartel desembarcara 300 soldados moros en Algeciras el 18 e julio de 1936. Al día siguiente una flota de buques leales al gobierno se había concentrado en aguas gibraltareñas y Franco logró establecer un puente aéreo de hombres y material a través del Estrecho evitando el bloqueo naval y minimizando la importancia de la flota republicana en aguas del Estrecho.

España se convirtió desde el comienzo de la guerra en el campo de batalla de dos ideologías dominantes en Europa. La política británica estuvo impulsada por el deseo de que la guerra no sobrepasara sus fronteras que pudiera comprometer al Reino Unido en la guerra formalizándose en agosto de 1936 el Acuerdo de No Intervención, que les permitía guardar las apariencias y esperar acontecimientos, lo que se tradujo en un papel negativo y perjudicial para los intereses del gobierno republicano. 

"Una España hostil haría insostenible la colonia". 

Un claro ejemplo de la actitud del gobierno británico con el republicano se vio en la negativa a suministrar combustible a la Armada española, lo que significaba un bloqueo naval. No hay duda de que muchos en Gibraltar pensaban que la hoz y el martillo republicano hacían menos favorable la actitud de los funcionarios de la colonia. 

Con su actitud, Gibraltar facilitaba las operaciones del ejército rebelde aunque oficialmente el Foreign Office y el Colonial Office manifestara que Gibratar estaba haciendo todo lo posible para mantener la imparcialidad. Los informes navales británicos, no dudaban en identificar a los combatientes entre “rojos” y “blancos”.

“La mayor parte de los intelectuales ingleses apoyó la causa republicana”.

Wystar Hugh Auden, poeta y dramaturgo inglés (1937 Spain).

El estrecho brazo de mar que separa África de Europa estaba bajo la jurisdicción británica. Desde el traspaso de poder de lo soficiales a las tripulaciones en la Armada española “complot comunista”, la política naval británica se hizo abiertamente favorable a los insurgentes. El bloqueo del Estrecho de Gibraltar era una medida para contener los avances rebeldes desde Marruecos. 

Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial Gibraltar aumentó estratégicamente su importancia al ser la base de operaciones militares británicas entre el Atlántico y el Mediterráneo. Su población civil sería evacuada a Londres, Casablanca, etcétera. Gran Bretaña padecerá sobre sus propias carnes los bombardeos nazis (1940-1941).

En la estación de Hendaya tuvo lugar el 23 de octubre de 1940 la entrevista entre Adolf Hitler y Francisco Franco para negociar la presunta participación de España en la II Guerra Mundial.

Hitler tenía entre sus objetivos la ocupación de Gibraltar para "cerrar" el Mediterráneo a los ingleses. La "Operación Félix" o la toma de Gibraltar por parte de la Alemania nazi contaría varias unidades el Ejército alemán que ocuparía la península Ibérica con el objetivo de bloquear el Mediterráneo a través de Gibraltar para ahogar a Inglaterra.

El XXXIX "Korps" ocuparía Valladolid, Cáceres y Sevilla para proteger el flanco oeste ante un eventual ataque aliado.

El XLIX "Korps" atacaría el Peñón con ayuda de los cuerpos especiales, unidades aéreas y navales mientras dos divisiones adicionales atravesarían el Estrecho para controlar el norte de Marruecos y reforzar las Islas Canarias.

La Alemania nazi contemplaba la “Operación Félix” para el 10 de enero de 1941. Sin embargo, nunca sería ejecutado por el fracaso en las negociaciones entre Hitler y Franco.

Los ingleses con mayor altura de miras siempre han defendido sus intereses mejor que los españoles. Se acogieron unilateralmente a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar firmado en Jamaica en 1982 que les permitía ampliar sus aguas territoriales a 12 millas náuticas. Este hecho elevó la tensión con España al no reconocerlas. Es evidente que Gran Bretaña en el plano internacional tiene mayor peso específico que España. 

Es evidente que el Peñón es un importante lugar geoestratégico y uno de los últimos eslabones del colonialismo británico que le permite mantener su status de gran potencia al controlar el tráfico de submarinos y captar los sonidos que producen bajo el agua y detectar el rumbo, lo que es de gran ayuda para la OTAN.



Aprovechamos la grata visita para subir a la parte más elevada del Peñón donde se encuentran los macacos de Berbería. Son los únicos de su especie que se encuentran con total libertad en Europa. 


"Gibraltar jamás será español"

Fabián Picardo, ministro principal de Gibraltar 
ante el Comité de Descolonización de la ONU

15 de junio de 2012



Representante de Gibraltar, en Londres.

Existe una hipótesis muy extendida de que el origen de los macacos en Gibraltar se encuentra en la conquista de la Península Ibérica a partir del 711 por parte de los musulmanes, que los traerían como mascotas. Por tanto, los macacos forman parte del patrimonio de Gibraltar. Su alimentación y supervivencia ha sido responsabilidad de la Royal Navy hasta 1991 que sería cedida al gobierno gibraltareño.

Tal vez sea cierto lo que dijera Napoleón en tiempos pretéritos:

“Gibraltar es una herida abierta y sin curar en el orgullo de los españoles”


P.D. Desde Gibraltar -con la Batalla de Trafalgar en la retina de la historia-, ubicado en la frontera de la esperanza española, aprovechamos "el viento de popa" para dirigimos a Trafalgar Square, una de las plazas más populares y simbólicas de Londres para los británicos, que fuera creada en 1830 para conmemorar la victoria de Nelson frente a la flota española y francesa , lo que supuso para los españoles la pérdida de nuestra hegemonía en los mares del mundo, pero eso formará parte de otra interesante historia...


Desde Gibraltar, antiguo Mons Calpe, para el blog de mis culpas...




P.D. Es evidente que Gibraltar es una roca importante en el zapato de España, a la que nuestro país no le ha sacado el lustre necesario. Los llanitos no nos quieren tal ve porque tienen motivos sentimentales, históricos y sobre todo, por los perjuicios económicos que la integración en España les ocasionaría al ser mucho más ricos que sus vecinos del norte "poderoso caballero".

A Gibraltar no sólo le basta que España hable con sus padres "Gran Bretaña" para llegar a un acuerdo que sentimental y jurídicamente les vincule con España, sino que también es necesario saber cortejarla, como si de una hija se tratara. Pensar lo contrario, sería anestesiar la realidad!

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