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jueves, 31 de agosto de 2017

La "lengua aljamiada", epílogo del legado morisco.



Durante siglos, el pensamiento y la ciencia en Al-Andalus no solo estuvieron a la cabeza de Europa sino que fueron la vía de transmisión del conocimiento y las ideas más lúcidas de la antigüedad clásica. Merece la pena ahondar en esta fuente, de agua clara y sabia, de nuestra identidad como Pueblo. Además, beber de ella puede ser un buen antídoto para la islamofobia.

Isidoro Moreno (antropólogo).


Breve introducción

Decía Blas Infante que el término "flamenco" proviene de la expresión hispanoárabe "fellah mengu", que significa campesino sin tierra. Es cierto que muchos moriscos ante el peligro de la Diáspora pudieron integrarse en las comunidades gitanas, con las que compartían su carácter de minoría étnica al margen de la cultura dominante. 


Existe un instrumento musical de cuerda que se denomina “guitarra morisca”, lo que significa que debe de tener una antigüedad de muchos siglos. El único instrumento que podrían llevar consigo los moriscos era su guitarra, errante como ellos. Dicen algunos estudiosos que la guitarra morisca, con tres pares de cuerdas puede ser considerada un precedente directo de la guitarra española. Con esto, no se quiere dar a entender que el flamenco tenga un origen morisco pero si es posible que las comunidades gitano-moriscas contribuyeran a formar parte del primer embrión del flamenco, aunque estudiosos doctores tiene el flamenco en este inmenso mar de arte cuyos afluentes son demasiados caudalosos y profundos.


Blas Infante pudo suponer que en ese caldo de cultivo pudo surgir la génesis el cante flamenco, como manifestación del dolor que ese pueblo sentía por la aniquilación de su cultura actuando el territorio de Andalucía como verdadero catalizador de aquella esencia morisca cuyos efluvios y reminiscencias perduran hasta nuestros días.

Dicen los entendidos que si algún palo del flamenco pudiera proyectarse sobre la población morisca, éste sería sin duda “la seguiriya”, porque expresa la tragedia y el dolor lacerante de un pueblo al que se les arrebató por la fuerza sus señas de identidad: la lengua aljamiada, la memoria y el conocimiento.


Al igual que el flamenco "fellah mengu" lo ubicaba históricamente Blas Infante en tiempo de los moriscos, también la literatura popular remonta el fado a tiempos de los andalusíes, cuando vivía la población musulmana en la colina del castillo de San Jorge de Lisboa argumentando que el fado tiene parecido con la música popular del norte de África en sus prolongados quejidos y en el tratamiento de lo cotidiano. Otros sin embargo, ubican el fado en el siglo XIX cuando el alma del pueblo estuvo dominado por la melancolía de los que partían en los barcos y de los que esperaban su regreso cuando el eco del fado se escuchaba en las viejas tabernas en el antiguo barrio de la Alfama.

...En Al Ándalus la convivencia entre mozárabes, musulmanes y judíos dará con el tiempo una simbiosis lingüística que potenciará el uso de la grafía aljamiada, donde los descendientes de los andalusíes arabizarán palabras de origen latino. 


Aunque el árabe era la lengua oficial de Al Ándalus, será la grafía aljamiada o español islámico, la lengua más utilizada en la última parte de la denominada "Reconquista" y en Las Alpujarras hasta el año de su expulsión en 1609. En los pueblos de las Alpujarras, la población morisca seguirá hablando aljamiado como lengua viva.  

Cuando se decreta la expulsión de los moriscos la grafía aljamiada irá desapareciendo progresivamente en favor del castellano. Muchos moriscos serán conscientes de que para hablar su propia lengua, “la algarabía” o grafía aljamiada se tendría que realizar de forma clandestina. La grafía árabe poseía para la población morisca una especie de carácter sagrado como manifestación externa a la comunidad islámica “umma”. El morisco se aferra a cualquier elemento que le diferencie del cristiano viejo como contrapeso a la doctrina cristiana.

La lengua aljamiada-morisca se hallaba profundamente arabizada, a la que se añaden palabras romances aljamiadas. Con el paso de los años la población morisca seguirá entendiendo la lengua aljamiada. La expulsión a partir de 1609 será el trágico epílogo hacia un legado cultural.

La literatura clandestina morisca ha sido transcrita de la literatura musulmana y escrita en castellano con ayuda de caracteres árabes.

El hallazgo de libros moriscos más cuantioso sucedió en Almonacid de la Sierra (Zaragoza) en 1884: en el derribo de una casa antigua se descubrió que entre el suelo de la obra y un falso suelo de madera de una habitación había más de ochenta volúmenes, completamente nuevos e intactos después de trescientos años y todos ellos con sus telas de lino y sus piedras de sal, para evitar dentro de lo posible la humedad.

Para el morisco, perder su lengua equivalía a perder sus señas de identidad transmitida desde tiempos muy pretéritos. La grafía “aljamiada” era un rasgo destacable de la población morisca autóctona que identificaba étnicamente a todo un pueblo oprimido por el nuevo Estado intolerante que basaba sus objetivos en la pérdida de identidad “del otro”, conversiones forzadas, limpieza de sangre de los “cristianos viejos” frente a los “cristianos nuevos de moros” y en último lugar, la expulsión definitiva como resultado del fundamentalismo cristiano.


La política cristiana se va haciendo cada vez más intolerante para la población morisca, consciente en todo momento de que su propia identidad estaba amenazada. Daba igual la grafía que escogiera este pueblo porque de una manera u otra quedarán estigmatizados. Si el nombre era cristiano, quedaban estigmatizados por su pueblo y si iba acompañada de un nombre cristiano también.

La grafía árabe se origina a partir del alfabeto fenicio. Al igual que el hebreo se escribe de derecha a izquierda. La escritura es siempre cursiva y no existen letras mayúsculas.

Se denomina “alifato”, una serie de consonantes árabes ordenadas tradicionalmente.

Aunque la Inquisición disponía de expertos en grafía árabe, las nuevas autoridades cristianas desconocedoras de dicha grafía, entendían que dicha lengua tan sólo podía traer inconvenientes al nuevo Estado. El nuevo proyecto histórico de los Reyes Católicos estaba encaminado a forjar una España refractaria e intolerante como idea de Castilla amparada y consolidada por la Iglesia Católica cuya cruzada tenía como epílogo la expulsión de los judíos en 1492 y la expulsión de la población morisca a partir de 1609.

Era una norma obligada añadir un nombre cristiano a un apellido morisco. La pérdida de los nombres árabes era particularmente importante pues suponía la desaparición de los linajes y genealogías en las antiguas tribus árabes y con ello, la desintegración de una estructura social. 

La pérdida de la guerra en favor de las tropas cristianas dio lugar al epílogo de “lo morisco” como entidad social y cultural arraigada en un hábitat concreto durante siglos. Sólo quedaban grupos residuales. Era necesario para el nuevo Estado erradicar lo más importante que poseían los vencidos: "La Memoria" y el conocimiento.

La cultura cristiana y morisca chocarán en todas sus manifestaciones al ser dos estilos de vida diametralmente opuestos. La fatwa (opinión legal) como conjunto de reglas proporcionaba a los moriscos las máximas facilidades para conservar su fe. La "taqiyya" era una doctrina del criptoislamismo morisco que permitía al creyente morisco fingir que acepta la fe de la mayoría cuando se encuentra aislado en un medio hostil. Si se veían obligados a beber vino, comer cerdo o realizar usura lo realizaban en contra de su voluntad pero pidiendo perdón a su Dios.

La población morisca conocía todas y cada una de las plantas medicinales del territorio donde habitaban cuyos principios activos se usaban para mejorar algunas dolencias respiratorias, digestivas, urinarias, piel, etcétera. Muchas plantas han sido retenidas por la literatura popular con sus antiguos nombres comunes como la hierbabuena morisca, el tomillo morisco, el incienso morisco…

El término “morisco” también se aplica a múltiples términos. Como ejemplo cabe citar, la oliva morisca, la moneda (la dobla morisca), el gorrión morisco, el gato morisco, la cabra morisca o la teja morisca entre otros. El desconocimiento de su cultura por las nuevas autoridades llegó a ser de tal envergadura que incluso las mujeres moriscas llegarían a ser acusadas de ejercer la magia “invocando al diablo”. 

Alejarse de la ortodoxia islámica demuestra que la cultura morisca estuvo siempre expuesta a la represión. Los moriscos iban perdiendo los elementos más visibles de su identidad reteniendo los más íntimos, aquellos que los ejercitaban en el interior de sus viviendas, como las oraciones y abluciones. La supervivencia cultural morisca estaba basada en la familia, en torno al hombre más anciano. Las familias viven en torno a sus costumbres ancestrales. Los moriscos en Las Alpujarras eran profundos conocedores del uso medicinal de las plantas. 

La población morisca como grupo étnico se caracterizaba por su lealtad al grupo. Por lo tanto, cambiar su identidad significaba perder sus tradiciones y costumbres. Cambiar de vestimenta significaba romper los lazos de su identidad autóctona, para después bautizarse por la fuerza. Su atuendo constituye en esta época uno de los principales elementos de identificación étnica.

Hasta hace poco tiempo se veía a las mujeres de Mojácar (Almeria) llevando la almalafa -vestido moro que cubría desde los hombros hasta los pies o la cobijada de Vejer como costumbre derivada del Islam de cubrirse la mujer el rostro, pudiéndose considerar efluvios y reminiscencias de tiempos moriscos.


En 1566 Felipe II criminalizó el uso de la lengua árabe, prohibiéndola, dando tres años de plazo a los moriscos para aprender el castellano aunque no era extraño el bilingüismo entre mudéjares y moriscos. La represión posterior a la Rebelión de las Alpujarras tendrá como consecuencia la desaparición de la grafía aljamiada en esos territorios.

Muchas iglesias serán construidas sobre antiguas mezquitas que estaban orientadas en dirección noreste-sureste hacia La Meca. Los antiguos alminares también serían cristianizados añadiéndoles el correspondiente cuerpo de campanas. 

Los moriscos desempeñaban trabajos humildes siendo grandes alarifes o albañiles y hortelanos, perfectos conocedores de la cultura del agua. Fabricaban bellos azulejos, techumbres con espléndidos artesonados y magníficas yeserías que han formado parte del arte mudéjar.

Pero los moriscos españoles tuvieron el mismo destino fatal que sus predecesores que un siglo antes que prefirieron el éxodo a la apostasía. 

Como consecuencia del decreto real, decenas de miles de moriscos, descendientes de la población musulmana serán obligados a emprender su propia diáspora que también fue cultural con el quebranto moral, económico y social. De nuevo, la intolerancia atrasó el reloj de nuestra historia. 

La expulsión de los judíos en 1492 y posteriormente la deportación de los moriscos a partir de 1609 ha sido considerado por la historia como una “limpieza étnica”. Semejante falta de altura de miras que tuvo consecuencias lamentables para la economía española de la época al quedar pueblos enteros y campos desiertos, la economía se resintió, la burguesía se arruina y los bancos quiebran en 1613. 

En la evolución de las relaciones cristiano-moriscas es latente la hostilidad entre ambas comunidades. La Iglesia cristiana desde su hegemonía religiosa pretendía que los moriscos olvidaran sus costumbres reprimiendo cualquier indicio de simpatía islámica.

Los cristianos aprendieron numerosas técnicas de albañilería y agricultura de huerta desarrollada por los moriscos. La zambra vuelve a reaparecer en el siglo XX tras varios siglos de ausencia.

El integrismo, la intolerancia y la escasa altura de miras llegarían a tal extremo que incluso los baños árabes "al-hamman" fueron clausurados por Felipe II al considerarse lugares pecaminosos. Los cristianos consideraban la costumbre de bañarse perniciosa así como el hábito de teñirse el pelo o bailar la zambra. 

El morisco utilizaba el agua como símbolo de pureza “baños, letrinas y abluciones” mientras que para en el cristiano el aseo brillaba por su ausencia. 

En Andalucía casi todo el mundo sabía leer y escribir, mientras que en la Europa cristiana, a excepción del clero, nadie sabía. 


Toda esta sinrazón trajo como consecuencia la Rebelión de las Alpujarras entre 1568 y 1571 al mando de Fernando de Válor y Córdoba -Muhammad ibn Umayya- durante el reinado de Felipe II. La mentalidad e intolerancia de una religión cristiana que desde su hegemonía religiosa utiliza la represión como fracaso de su empresa evangelizadora, lo que produjo un auténtico genocidio y etnocidio al expulsar a los moriscos españoles que tenían una identidad cultural propia en su país autóctono.


La evangelización pacífica es reemplazada por la opción represiva. La Inquisición confiscaba los bienes de los moriscos llevándolos a la indigencia.

El fundamento del edicto obligaba a los moriscos a dejar su modo de vida y costumbres islámicas para convertirse por la fuerza al catolicismo que consideraba a los moriscos como una especie de contracultura dentro de la nueva unidad religiosa.


Una proposición para que los moriscos no puedan ser médicos:


El documento siguiente, pertenece a las Actas de las Cortes de Castilla con fecha 13 de septiembre de 1607 es significativo, no sólo por manifestar temor ante los moriscos -atentando contra los cristianos viejos de toda manera posible- sino porque deja ver, además, el sentimiento de honra y el prurito de limpieza de sangre aplicado a las actividades profesionales: hay oficios de cristianos viejos, y, por tanto, honrosos, y otros propios de cristianos nuevos (judíos o moriscos), que no son compatibles con la honra. Por tanto, si a los moriscos se les permite ejercer la medicina, ésta acabará siendo un oficio de moriscos que ningún cristiano viejo querrá ejercer. 


Como queda reflejado, las rencillas entre médicos cristianos y moriscos llevará a la Inquisición a intervenir.

Si a los moriscos se les permite ejercer la medicina, ésta acabará siendo un oficio de moriscos que ningún cristiano viejo querrá ejercer. 

Las leyes prohibían a los moriscos tener honrosos oficios. Los cristianos viejos no querrán que sus hijos sean médicos ni boticarios si los moriscos ejercen ya que podrían matar en secreto.

No obstante, Felipe III será sanado de sus dolencias por un médico morisco “Pachet”. Sin embargo será éste mismo rey quien decidió expulsar a la población morisca.

Para el licenciado Torrijos, sacerdote de origen morisco, si se impedían los matrimonios entre cristianos nuevos, éstos quedarían solteros y sin descendencia. Pedro Ponce de León sin embargo aconseja enviar a galeras a los hombres entre 18 y 40 años para evitar descendencia. El obispo de Segorbe, Martín de Salvatierra o el sevillano Alonso Gutiérrez, postula por la castración, lo que apenas fue atendida por las autoridades, partidarias de la expulsión como sistema a caballo entre el genocidio y el repudio.

El ayuno, las abluciones, la oración -rezar los viernes en la mezquita-, la limosna y la peregrinación a La Meca eran costumbres dentro de la religión morisca. La población morisca era enterrada bajo tierra virgen y rodeada de paños blancos y recostado sobre el lado derecho en el Almocábar o cementerio musulmán en dirección a la Meca (NE-SE.)

La cultura morisca sobrevive en parte gracias a los alfaquíes, doctores o sabios de la ley, encargados de repartir limosnas y a quienes las autoridades católicas se apresuran a conducirlos a la Inquisición. Cuando los moriscos no podían recibir las enseñanzas del alfaquí, acogían en su casa a un huésped que les instruyera comentando el "Alcorán", libro sagrado del Islam. Al carecer del clero, en el Islam cada creyente debía de propagar su fe. La transmisión de esta herencia cultural se produce gracias a una fuerte solidaridad existente entre los moriscos. 

Pero el factor más importante en la supervivencia cultural es la familia agrupada en torno al hombre más anciano, a quien encomiendan la jefatura de la misma. El clan proporciona a la familia una coherencia que el matrimonio afianza, vínculo solidario que llega a ser consanguíneo a medida que aumentan las bodas entre primos de un linaje. Los moriscos contraían matrimonio según el rito musulmán, en secreto. 

Mientras la luz de una espléndida civilización declina lentamente en la Península Ibérica, el asentamiento de la población morisca en Berbería contribuyó a su renacimiento cultural ejerciendo una importante influencia en el norte de África. Este hecho histórico contribuyó a que el Norte de África pasara en poco tiempo de la Edad Media a la Edad Contemporánea.


viernes, 2 de junio de 2017

Tras las huellas de Boabdil



No ha habido sobrenombre más bien aplicado a Boabdil que el “Zogoibi o el Desdichado”, que le pusieron sus súbditos al comenzar sus infortunios desde la cuna.

Washington Irving “Cuentos de la Alhambra”



Breve introducción


Han sido ocho siglos de civilización andalusí que han marcado la Historia de España desde al-Sharq hasta al-Gharb de Al Ándalus, lo que ha configurado muchos aspectos de nuestra personalidad como pueblo y cultura. 

La derrota de Las Navas de Tolosa en 1212 desembocará en la caída de gran parte de Al Ándalus, a excepción del reino de Granada. Esta descomposición será muy bien utilizada por Fernando III anexionándose territorios hasta conseguir la capitulación de Córdoba en 1236 y Sevilla en 1248. Paralelamente Jaime I de Aragón ocupó Baleares (1229-1235) a excepción de Menorca que pagó tributo hasta un lustro después, y Valencia (1238) llegando a Murcia y Lorca en 1266. En la parte occidental, Portugal, independizado de Castilla y León desde 1139 ocupara en el Algarbe, Tavira en 1238 y Faro en 1249. El avance de Fernando III "el Santo" forzó a los musulmanes a retirarse hacia el sur peninsular. 

Tanta fragmentación irá marcando la agonía del Islam. Tan sólo del desastre se salvará el territorio controlado por Muhammad ibn Yusuf Nasr “Ibn al-Ahmar”, más conocido como Abenamar en los romances cristianos, tributario de Castilla y León que creó un reino en 1238 con capital en Granada abarcando las actuales provincias de Málaga “Takurunna”, Granada “Elvira” y Almería “Bayanna”. 

En medio de este desastre, el fundador de la dinastía nazarí, consiguió salvarse gracias a su habilidad política y diplomática, obteniendo ayuda de los cristianos frente a los rivales musulmanes. Posteriormente, la astucia de Abemanar logrará la ayuda de los musulmanes norteafricanos contra los cristianos.



El estado granadino se extendía desde Tarifa hasta Almería. Es evidente que en la independencia del Reino de Granada intervino su naturaleza montañosa, con picos bastante elevados y fortalezas poderosas, con la proximidad de África para pedir ayuda, no haciéndola fácilmente conquistable.

La supervivencia del reino nazarí como isla musulmana durante más de dos siglos se debió a varias causas: 

  • Su emplazamiento estratégico al ocupar una de las regiones más abrupta de la Península, casi imposible de conquistar por las armas. 
  • Al ser Granada tributaria de Castilla, era más rentable cobrarle un impuesto que asediarla.


Los nazaríes eran hábiles diplomáticos y no dudaron en llamar en su auxilio a los meriníes y bereberes que sustituyeron a los almohades en el norte de África. En 1340 se produce la batalla del Salado donde las tropas castellanas y portuguesas derrotaron a los benimerines (banu Marín) como último pueblo invasor de la península ibérica. A partir de este momento y según sus conveniencias, Granada se alía tanto con Castilla como con Aragón, teniendo importantes intercambios comerciales.

Granada llegó a ser una taifa en 1013 formada por miembros de la tribu bereber banu Zirí que serán depuestos por los almorávides en 1090. Amurallada desde el comienzo del siglo XIV, Granada totalmente islámica no dejó de crecer por causa de la política de repoblación cristiana, que expulsaba a los musulmanes de los territorios anexionados, aumentando considerablemente su población.




Una visita por Granada

La antigua Puerta de Elvira “Bab Elvira” de estilo nazarí perteneciente al siglo XI servía como acceso a la antigua Garnatha (Granada), llegando a ser la puerta principal de la ciudad con funciones militares y control aduanero para todas clases de mercancías. Todas las sedas que entraban por la Puerta de Elvira hacia la Alcaicería, lo hacían por este enclave.

Estrechas callejuelas nos introducen por la Alcaicería, barrio típico musulmán donde se ubicaba el "zoco" o mercado en el cual se fabricaba y vendía la seda. Entre el Zacatin y la Alcaicería se fraguaba la vida comercial en la antigua Granada nazarí.

Entre la angostura de sus calles nos encontramos con el Palacio de la Madraza que conserva un mirhab u oratorio de la primitiva escuela coránica. Muy cerca de la madraza se encontraba la Mezquita Mayor de Granada sobre cuyos cimientos se construyó la obra maestra del Renacimiento español “La Catedral de Granada” donde se encuentra su Capilla Real con los restos mortales de los Reyes Católicos Isabel y Fernando que forjaron en su época la idea de una España unificada y refractaria, consolidada por la Iglesia Católica. 


La Madraza fue la primera universidad de la antigua Granada, fundada por Yusuf I en 1349 con todo el esplendor nazarí de la época. Etimológicamente el término "madrasa", significa escuela o universidad coránica. Por desgracia, su biblioteca sería quemada en 1499 por orden del cardenal Ximénez de Cisneros en la plaza de Bib-Rambla.

Al salir de la Alcaicería nos encontramos el “Corral del Carbón” que pertenecía a la casa real nazarí. Nuestra retina capta un enorme y bello arco de herradura cuya entrada da acceso a un zaguán cubierto con una bóveda de mocárabes. Un patio grande cuadrado está presidido en su parte central por un pilón de piedra del cual brotan dos caños de agua.



Según la tradición popular, el pilón central tiene dos caños que vierten agua de los dos principales ríos de Granada: el Darro y el Genil.

En sus cuatro lados destacan sendas galerías en sus cuatro lados con tres pisos de altura sostenidos por pilares de ladrillo. La antigua alhóndiga sirvió de albergue y almacén a viajeros y mercaderes que realizaban grandes rutas para realizar negocios. Las estancias interiores no tienen más iluminación que su puerta de entrada. Fue mandado a construir por el sultán Muhammad V en el año 1336.

Con la conquista de Granada la alhóndiga comenzó a utilizarse como hospedería y almacén de carboneros utilizándose con posterioridad como corral de comedias.

Al llegar a la Plaza de Isabel la Católica se puede observar con gran realismo el monumento de la reina católica Isabel de Castilla sentada en una silla gótica y delante de ella con un gesto de inclinación aparece Cristóbal Colón mostrando un pergamino con las intenciones de su viaje. Todo el conjunto se asienta sobre una peana de piedra que fuera realizado en 1882 por el insigne artista valenciano don Mariano Nelliure y Gil para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento de América.



Representa las Capitulaciones de Santa Fe, momento en el que la reina Isabel concede el permiso al Almirante Colón para realizar su viaje a las Indias.

Un paseo por las riberas del Darro bajo el sol primaveral nos permite observar el antiguo asentamiento de la “Puerta de los Tableros” del siglo XI, de estilo zirí. La puerta y puente eran de uso militar sirviendo para enlazar los dos dispositivos para el suministro de agua situados en la Alcazaba “Qadia” o Vieja del Albaicín y la Alcazaba “Yidida” o Nueva de la Alhambra.

Una reja dispuesta sobre el cauce del río Darro permitía el paso de agua pero no de intrusos. Hoy tan sólo se conserva uno de los dos estribos que conformaban la puerta, en el que también ha sobrevivido el arranque de un gran arco de herradura. En la base del macizo de aprecia una puerta, hoy tapiada, que daba acceso a unas escaleras interiores, que servía para coger agua del río en caso de necesidad.




A través de la ribera del Darro se llega al-hamman o baños árabes del "Bañuelo". Los baños árabes le daban una mayor categoría a las medinas musulmanas. Normalmente se ubicaban en la confluencia de las rutas comerciales como un paso obligado para los viajeros y forasteros que la visitaban, sirviendo como antesala para la posterior visita a las mezquitas. Los baños árabes eran un lugar de encuentro y escenario del ritual musulmán para la limpieza física y espiritual.

Llegó a haber 21 baños árabes en la antigua Granada, lo que nos da una idea de la magnitud que alcanzó esta ciudad nazarí tras la conquista de Córdoba por los cristianos el 29 de junio de 1236 por Fernando III de Castilla.

El Bañuelo es el edificio civil más antiguo de Granada. Su “hamman” está considerado como uno de los baños más antiguos y mejor conservados de España siendo conocido como "al-hamman al-yawza". Un patio que servía como patio de las abluciones comunica con la antigua vivienda del guardián (hoy entrada principal). Un vestíbulo da paso a las tres estancias termales: fría, templada y caliente. La sala caliente tenía su hipocausto subterráneo con la misión de calentar el agua y dos pilas para almacenarla. 

Las bóvedas tienen unas lucernas que facilitan la ventilación y regular la climatización. La sala templada es de planta cuadrada siendo la mayor de las tres con una bóveda váida o semiesférica formada por cuatro planos verticales y paralelos entre sí. En 1918 el Bañuelo será declarado Monumento Nacional.

El integrismo y la intolerancia del nuevo estado cristiano llegaron a tal extremo que incluso los baños árabes fueron clausurados por Felipe II al considerarse un lugar pecaminoso.

El Paseo de los Tristes nos dirige hacia la Cuesta de Chapiz destacando numerosas callejuelas angostas y empedradas que desembocan en el barrio más antiguo de Granada “El Albaicín”. Desde el “Mirador de San Nicolás” se puede observar una bella panorámica de la Alhambra “kalat al Hamra” (fortaleza bermeja).




Las primeras piedras de la Alhambra las mandó a colocar en 1238, el rey al-Hamar en la colina roja de la Sabika "al Sabikat o cumbre de los ángeles", siendo Patrimonio de la Humanidad desde 1984. Los campesinos de la vega granadina denominaron a la Alhambra “kalat al Hamra” (fortaleza bermeja), alcanzando su esplendor durante la segunda mitad del siglo XIV bajo el sultanato de Yusuf I (1333-1354) y el segundo reinado de Muhammad V (1362-1391). Los erúditos dicen que "no hay monumento donde la arquitectura y el agua conformen mejor sintonía".

En el vecino barrio del Sacromonte, moteado de cuevas, late el cante flamenco, declarado Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad. El flamenco es una de las señas de identidad de Granada, en especial de los barrios del Albaicín y Sacromonte. En sus cuevas maduró la zambra cuyo origen es necesario remontarse a las antiguas zambras moriscas y gitanas de tiempos  pretéritos que se pierden bajo las ancestrales reminiscencias y efluvios de nuestra tierra.

En el barrio nacieron artistas de renombre como el desaparecido Enrique Morente (1942-2010), que entre otros han contribuido a que el flamenco se haya convertido en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El Albaicín conserva su semblante andalusí. El silencio de nuestra visita al Albaicín se quiebra por las cuerdas de una guitarra acompañada por un sentimiento en forma de "quejío". Cante jondo como cultura ancestral arraigada en lo más profundo de nuestras raíces.

Al fondo, como si de una bella panorámica se tratara, se erige majestuosamente Sierra Nevada como génesis de múltiples ríos y manantiales donde el río Genil “Xennil” brillará con luz propia como afluente del Guadalquivir “Wad al-kabir”. Destaca el pico más alto de la Península Ibérica, el Mulhacén con 3.470 metros en honor al antepenúltimo rey nazarí Muley-Hacén.



Existen referencias de Sierra Nevada en la Antigüedad. Plinio el Viejo ya mencionó en el siglo I la existencia del monte Solarius en la zona fronteriza entre las provincias romanas de la Hispania de la Bética y la tarraconense. Durante la época visigoda, Isidoro de Sevilla habló del monte Solorio, monte en el que luce el sol antes de salir. 

Diversos autores islámicos mencionan a Sierra Nevada como Yabal Sulayr (monte del Sol o del Aire), Yabal al-Tay (Monte de la Nieve), siendo bautizada a partir del siglo XVIII como Sierra Nevada. Durante el siglo XVI fue el escenario de la Rebelión de las Alpujarras y en el siglo XX, el escritor e hispanista británico Gerald Brenan se estableció en las Alpujarras “Yegen” dedicando su obra “Al Sur de Granada” a inmortalizar las comarcas de Sierra Nevada.

Xennil en la etimología árabe significa "Mil Nilos", tal vez por parecerse al río africano por el alto número de fuentes que lo abastecen

La Cuesta de Gomérez a través de la Puerta de Carlos V nos introduce en el Paseo del Generalife “Jinnat al-Arif” o “jardín alto” y de la Sabica “al-Sabikat o cumbre de los ángeles”. Muy cerca de dicha puerta se encuentra el monumento a Washington Irving en los jardines de la Alhambra.


David Roberts en 1833 con su mirada romántica inmortalizará uno de los más bellos monumentos del pasado nazarí de Granada cuyos grabados dedicara a la Puerta de Bab Rambla “Puerta del río” se convirtieron en la mejor promoción de Granada causando fascinación a aquellos viajeros románticos. 

La literatura popular de la época lo bautizará con el sobrenombre del “Arco de las Orejas”, al mostrarse los miembros mutilados de los malhechores (manos, orejas, etc.), tras un probable ajusticiamiento en la cercana plaza de Bab-Rambla.



El principio del fin

Boabdil, último dignatario nazarí luchó desde su más tierna infancia contra su propio destino, a lo que contribuyó la desastrosa división política que causaría en gran medida la ruina del último bastión nazarí. 

Dejar de pagar el reino de Granada regularmente los tributos a Castilla al final del siglo XIV ha llegado a ser considerado por algunos historiadores como la principal causa del estallido de la Guerra de Granada y otros que consideran la pérdida de Granada la génesis del odio entre civilizaciones “moros y cristianos”. 

Al declive del reino nazarí como último reducto musulmán contribuyeron sin duda, las guerras intestinas entre clanes o linajes, destacando personajes históricos como: Soraya, Aixa, Muley Hacén, el Zagal y Boabdil como último rey nazarí junto a su esposa Morayma, mujer cuya desdicha estuvo irremisiblemente vinculada a la incierta vida de su esposo.

Hay que remontarse al año 1483 cuando la mayoría de las autoridades musulmanas de Granada dictaron una fatwa o sentencia que negaba el derecho de Boabdil “Muhammad XII” al trono por su manifiesta amistad con Castilla, al haberse convertirse en vasallo de un rey infiel y por consiguiente, atentaba contra los principios de la sharia o ley islámica.

Cuando el viejo Abu´l-Hassan Alí Ibn Nasr “Muley Hacén” sufre una apoplejía en 1485 queda incapacitado para el gobierno abdicando en su hermano el Zagal bajo el nombre de “Muhammad XIII”.

Cuando Muley Hacén muere en 1485 el reino nazarí se fragmenta entre el Zagal (Málaga, Almería y Guadix) y Boabdil “Muhammad XII” que llegará a ser rey de la Alhambra en 1482 tras rebelarse contra su padre Abu´l-Hassan (Muley Hacén) con ayuda de los Abencerrajes.

El legendario caudillo octogenario Ali Atar, padre de Morayma, esposa de Boabdil

Boabdil buscará legitimar su posición mediante alguna victoria militar, pero el resultado será una derrota cerca de Lucena durante la primavera de 1483, donde caerá prisionero de los Reyes Católicos siendo liberado con la condición de hostigar a su padre Muley Hacén. 

En la batalla de la Axarquía (1483) aunque Boabdil fue derrotado, obtuvo la victoria final gracias a la ayuda de los Reyes Católicos a cambio de su vasallaje.


Los cristianos ocupan Gibraltar en 1462. Pero el desastre final hubiera podido dilatarse si los gobernantes musulmanes hubiesen sido más inteligentes no arrebatando el castillo de Zahara a los cristianos en 1481, lo que se convirtió en el detonante para que Isabel y Fernando decidiesen acabar, de una vez por todas, con Granada, aprovechándose de las divisiones musulmanas.

La crisis interna del reino nazarí será aprovechada por los reyes cristianos con óptimos resultados. Málaga caerá en agosto de 1487 y el Zagal se declaró vasallo de los Reyes Católicos en 1489 entregándoles Almería y Guadix. En 1491 se exilio a África, siendo encarcelado por el rey de Fez, amigo de Boabdil. 

Todos estos acontecimientos desencadenarán la capitulación de Granada un 25 de noviembre de 1491 ocurriendo la toma de Granada el 2 de enero de 1492.

Con la toma de Granada se pone fin a la ruta hacia la antigua Damasco de Occidente “Granada” como epílogo de las innumerables rutas de Al Ándalus como la del Califato de 180 km. que unía Córdoba y Granada o la de los nazaríes de 100 km. que unía la antigua Jayyan (Jaén) con la cabecera del Valle del Guadalquivir y la vega de la antigua Elvira…

Si la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 es el prólogo de la Cristiandad en Andalucía, el año 1492 se convertirá en el comienzo de la liturgia del terror “La Inquisición” para la población sefardí y posteriormente la morisca como nueva fuerza de represión político-religiosa.

La Inquisición será utilizada por el nuevo Estado para imponer su idea de unidad nacional donde en la cúspide de la nueva pirámide social tendrán una enorme influencia los nobles descendientes de los líderes de la “Reconquista”. 

Existía la creencia cristiana de que con el deseo de servir a Dios y a la Santa Fe Católica “algún día un rey de España reconquistaría Granada, cruzaría el Estrecho, recuperaría Jerusalén, acabando de raíz con el Islam, y se convertiría en el “Último Emperador”. Ese día llegaría el Juicio Final.

Aunque sea posible que el origen del odio entre Islam y Occidente venga con la Toma de Granada hace 525 años, parece evidente que la liturgia del terror comienza con la expulsión de los judíos en 1492, la intolerancia en forma de quema de manuscritos, libros árabes y textos científicos en la Plaza de Bib-Rambla en 1499 junto con la posterior expulsión de los moriscos en 1609 que tenían como objetivo extirpar del territorio español la memoria y el conocimiento de los últimos andalusíes, lo que ha contribuido a incrementar dicho odio.

La Toma de Granada por Francisco Pradilla 1882

El comienzo del exilio

Las páginas de la historia la escriben casi siempre los vencedores pero los efluvios y reminiscencias que impregnan el legado cultural de los pueblos tan sólo se encuentra en su Memoria Colectiva, que forma parte de nuestra identidad histórica y cultural.

La figura de Boabdil que se nos ha proyectado a través de los libros de texto siempre ha estado maltratada por la historia. Sin embargo, la Alhambra y Granada le deben a su valiente actitud, el que los Reyes Católicos no arrasaran la ciudad nazarí como hicieron en 1487 con Málaga, defendida por Hamet El Zegrí. 

Por tanto, Boabdil es el responsable de que en la actualidad podamos disfrutar de ese enorme patrimonio histórico-artístico existente en la ciudad nazarí.

No hace falta imaginarse lo que sentiría el desdichado Boabdil al perder la Alhambra, un “paraíso terrenal” de enorme belleza, donde la frescura y el encantador murmullo de sus fuentes y corrientes continuas de agua que entran desde Sierra Nevada para volver al Valle del Darro.

Para no atravesar la ciudad de Granada, Boabdil tuvo que salir en busca del exilio hacia La Alpujarra, por la “Puerta de los Siete Duelos”, rogando el desafortunado y último dignatario nazarí a Isabel y Fernando que no se permitiera a nadie, en adelante, pasar por esta puerta. Su ruego -según antiguas crónicas- fue respetado, por la mediación de Isabel, y aquélla puerta se tapió.

Esta puerta será dinamitada por los franceses durante la Guerra de la Independencia y posteriormente reconstruida.

Boabdil descendió por la parte exterior de las murallas hacia la Vega de Granada, por el mismo camino por el cual entraba el gran cardenal de España, don Pedro González de Mendoza, ascendiendo a la cabeza de un grupo de caballeros para tomar posesión de la Alhambra.

La ruta de Boabdil en su camino hacia la Vega transitaba hasta una pequeña ermita dedicada a San Sebastián, que había sido una antigua mezquita. En este lugar histórico entregará “Boabdil, el Desdichado” el trono de Granada a los Reyes Católicos.


No muy lejos de la ermita de San Sebastián -en dirección a la autovía Sierra Nevada-Costa Tropical-, se encuentra un lugar histórico denominado “El Suspiro del Moro”, cerca del Valle de Lecrín “alegría” donde dice la leyenda que Boabdil volvió su cabeza para observar por última vez Granada con su bella Alhambra y lloró, mientras su madre la sultana Aixa la Horra "la Honesta" le decía:

“Llora como mujer el reino que no has sabido defender como hombre”.

Desde el “Suspiro del Moro” se observa la Vega de Granada al fondo y la torre Bermeja de la Alhambra rodeada de una frondosa arboleda. Por delante le quedaba a Boabdil un futuro lleno de incertidumbres y dificultades en la inmensidad de su lacerante dolor. Al ser expulsado de la Alhambra Boabdil perderá todos los honores de su linaje.

Pero Boabdil lloró con más amargura cuando su esposa Morayma muere en Laújar de Andarax en 1493 siendo enterrada en un pequeño pueblo granadino llamado Mondújar donde dejará Boabdil sus restos mortales de la persona que tanto amó, y que se mantuvo fiel a su lado sufriendo en silencio su desdichado reinado. Según el rito musulmán, su cadáver se colocó sobre la tierra mirando en dirección a La Meca. 


Dúrcal, Mondújar, el Valle de Lecrín y Lanjarón “Al-Anŷarūn, lugar de manantiales”, será considerado la puerta de entrada a la Alpujarra granadina que nos acerca a Órgiva “Urŷuba” en la falda de Sierra Nevada indicándonos el camino hacia la Alpujarra Alta “último refugio de los moriscos” donde se encuentra Capileira, Bubión y Pampaneira con el Pico Veleta y Mulhacén como testigo de la historia.

Cuando Boabdil “Abu abd Allah «az-Zughbî», el Desdichado” (Mohamed XII) se tuvo que exiliar en Órgiva “Urŷuba” en “La Alpujarra”, cedida por los Reyes Católicos en 1492 a Boabdil como lugar de retiro, iniciaba sin pretenderlo, el preámbulo de la trágica diáspora que les esperaba al pueblo morisco a partir de 1609, al estar considerados fuera de la nueva escena histórica. 

Felipe III se dejó influir por el arzobispo de Valencia, Juan de Ribera y la opinión del duque de Lerma, decretando la expulsión definitiva a partir de 1609, sufriendo la población morisca todo tipo de calamidades y despojos. Aunque no es fácil calcular la cantidad de moriscos que salieron de España, casi todos coinciden en afirmar que las cifras podría estar cercana a las 500.000 personas. 

La expulsión tuvo consecuencias lamentables para la economía del país con pueblos enteros que quedaron desiertos. Muchos campos se convirtieron en auténticos páramos, contribuyendo a la despoblación de España y acentuando su decadencia.

Desde La Alpujarra se puede observar al fondo el Mar Mediterráneo, que nos recuerda que en Almuñécar "ḥiṣn al-munakkar" un 756 la Casa del Islam “Dar al Islam” en Al Ándalus dará comienzo bajo la figura histórica de Abderramán I ben Muawiya al-Dajil “El Inmigrado”. 

Por el contrario, el rey de la Alpujarra “Boabdil” señalará el ocaso de Al Ándalus.

El 31 de marzo de 1492 emiten los Reyes Católicos el Decreto de la Alhambra por el cual se obliga a los judíos a la Diáspora como preludio de lo que más tarde ocurriría con la población morisca a partir de 1609. Será la mayor expresión de intolerancia ocurrida en Europa durante este periodo de la historia. 

Unos sucesos trascendentes que atrasaron el reloj de nuestra historia al acabar con una civilización cuyo legado forma parte de una de las principales riquezas del pueblo andaluz como resultado de su proceso histórico como base de su identidad cultural, modelada a lo largo de siglos y que forma parte de la memoria en palabras del prestigioso antropólogo Isidoro Moreno.

Por desgracia, la liturgia del terror comenzará con la quema en la plaza de Bib-Rambla de más de cinco mil libros en lengua árabe provenientes de la biblioteca de la madraza de Granada en 1499 por orden del cardenal Francisco Ximénez de Cisneros, primado de España y tercer inquisidor general de Castilla, perteneciente a la orden franciscana Francisco Ximénez de Cisneros. Los libros en lengua árabe fueron considerados “malditos” para el nuevo marco histórico, siendo pasto de las llamas coránes, tratados de astronomía y astrología, tratados científicos, poemas, títulos de propiedad, etcétera, que acabarán en la hoguera como producto de la intolerancia del nuevo estado intolerante. 

“Era necesario erradicar lo más importante que poseían los vencidos”: la memoria y el conocimiento.

La intolerancia del Cardenal Cisneros, echará por tierra una labor que se hubiera podido conseguir sus frutos con tolerancia y paciencia. En 1499, el prelado visitó Granada y discutió con los juristas de la ciudad a lo que siguió una gran quema de libros islámicos, así como conversiones forzadas, lo que sirvió como caldo de cultivo para sembrar el descontento y humillación en la población morisca con el resultado de una insurrección que comenzó en 1500 hasta 1501 recibiendo como castigo la población morisca el bautismo o el exilio si no abjuraban de su religión. El problema iba a dilatarse durante más de un siglo. 

“El nuevo proyecto histórico de los Reyes Católicos de forjar una España refractaria e intolerante como idea de Castilla consolidada por la Iglesia Católica, pasaba por eliminar su pasado andalusí. 

Por tanto no era nada extraño que Federico García Lorca, considerara aquel 10 de junio de 1936 sobre la toma de Granada en 1492 por los Reyes Católicos que estuvo acompañada de intolerancia e integrismo religioso:

“Fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza única en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre…”.




“Cuentos de la Alhambra”

Podría dar la impresión de que estas historias pudieran estar sacadas de la obra de Washington Irving “Cuentos de la Alhambra” e incluso pudiera pertenecer por derecho propio a las “Mil y una Noches”.

Abu-l-Hasan Alí “Muley Hacén” estaba casado con Aixa la Horra “La Honesta”, que le había dado dos hijos: Abu Abd el Zaquir “El Chico”, más conocido como Boabdil, y Yusuf.

Durante una de las luchas fronterizas entre los cristianos y musulmanes de Granada, Isabel de Solis, hija del alcaide del castillo de la Higuera de Martos, Sancho Jiménez de Solís, fue capturada en 1481 por Muley Hacén y llevada a la Alhambra siendo encerrada en la famosa Torre Cautiva, nombrada así en su honor.

Era tal la belleza de ésta joven que Muley Hacén se enamora de su prisionera Isabel de Solís "Soraya", el cual quiso favorecer a los hijos que tuvieron en común, posibles rivales para su hijo Boabdil en detrimento de su primera esposa Aixa, quien defendió los derechos de su hijo Boabdil, aliándose con el clan de los Abencerrajes que odiaban a Muley Hacén desde que éste 29 años antes hubiera masacrado a sus padres y parientes en una sala de su palacio de la Alhambra. 

Desde el siglo XVI se le llama Sala de los Abencerrajes al atribuirle la tradición las sangrientas disputas que acabarían con esta familia aunque no existen fuentes históricas que lo demuestren.

Ambos se enamoraron, Isabel abjuró de su religión e ingresó en el harem del rey granadino. Cuenta la leyenda que era una mujer muy bella y que el rey de Granada, Muley Hacén (1464-1482 y 1483-1485), se enamoró locamente de ella, convirtiéndola en su esposa favorita.

Los conflictos de intereses empezaron a surgir en la corte granadina, pues Aixa, esposa de Muley Hacén y madre del heredero al trono, Boabdil, vio como una amenaza la intromisión de Isabel de Solis que se convirtió al Islam adoptando el nombre de Zoraida, cuyo significado es “Lucero del Alba”.

Los recelos de Aixa aumentaron cuando Zoraida dio dos herederos a Muley Hacén "Nasr ben Ali y Saad ben Ali", posibles rivales para el futuro de su hijo Boabdil, debido a que Muley Hacén había otorgado a Zoraida el título de sultana, con las ventajas que ello conllevaba para ella y sus descendientes. Se inició de este modo una guerra de intrigas en la corte entre los partidarios de una y otra que tuvo como consecuencia el inicio de una guerra civil granadina. Este conflicto interno, debilitará enormemente el reino nazarí, siendo aprovechado por los Reyes Católicos para culminar la Reconquista en 1492.

Aixa, la madre de Boabdil no soportó la intrusión de una extranjera en su ámbito de influencia e inició su venganza para derrocar a su marido amparando una serie de intrigas y disputas internas en la corte nazarí. En el invierno de 1482 Boabdil y sus aliados Abencerrajes consiguieron controlar la ciudad de Granada y la parte del reino ocupada por sus partidarios. 

El joven sultán Boabdil contaba con la ayuda de su suegro Aliatar, el prestigioso y temido general musulmán que era el alcaide de la localidad de Loja “Madinat Lawsa”, ciudad estratégica denominada “la llave de Granada”.

Muley Hacen para proteger a Zoraida y a sus hijos los trasladó al castillo de Mondújar que mandara construir como regalo de boda para su esposa…

Ese mismo año Muley Hacén se vio obligado a huir de Granada acompañado de su hermano, el Zagal. Se inició así una lucha entre padre e hijo que debilitaría aún más el reino nazarí.  

Cuenta la leyenda que encontrándose Muley Hacén ya anciano se retiró a morir al castillo de Mondújar en el “Valle de Lecrín”, en compañía de Zoraya. El 28 de octubre de 1485, tras invocar al arcángel Azrael y tapàrse el rostro con un Corán abierto, entregó su alma a Alá. Cuentan que Zoraya, para que su sepultura no fuera profanada jamás, ordenó conducir el cadáver a lo más alto de Sierra Nevada -Solair, para los árabes-, en cuya más alta cumbre mandó inhumar sus restos, cubiertos por la bandera roja de los nazaríes, bajo las nieves perpetuas. Desde entonces este pico -el más alto de la Península Ibérica con 3478 m.- lleva el nombre de este monarca nazarí: Muley Hacén “padre de Boabdil y hermano de El Zagal”.

En estas circunstancias, los Reyes Católicos sacaron partido de la guerra civil entre Muley Hacén y Boabdil. 

Morayma, fallecida en Laujar de Andrax eb 1493 será el nombre literario atribuido por Washington Irving a la esposa del rey Boabdil, hija del caudillo de Loja Aliatar, en la “Crónica de la conquista de Granada” (1829). 



La tumba de Boabdil

Cuando Boabdil abandonó Granada se llevó con él los despojos de la mayoría de sus antecesores enterrados en la “rawda” o cementerio real, de la Alhambra (en 1925 se encontraron las tumbas vacías). Según todos los indicios, se los volvió a enterrar en el cementerio musulmán (macáber) de Mondújar. 

Existen documentos que relatan cómo Boabdil trasladó desde la Alhambra a Mondújar el Cementerio Real Nazarí aunque sigue siendo un misterio donde se encuentran los restos del rey Boabdil y de la reina Morayma como parte de la dinastía nazarí que reinó entre 1237 y 1492 con 22 monarcas.

Después de 525 años, Morayma sigue enterrada en algún lugar desconocido cercano al viejo castillo de Mondújar, en el Valle de Lecrín, donde al parecer también pueden estar los restos de los reyes nazaritas que gobernaron el Reino de Granada, entre ellos el de Muley Hacén. 

Pero lo más lacerante para nuestro legado cultural, es que hasta ahora nadie se ha preocupado -tras haber pasado más de 525 años- de recuperar esa parte importante y esencial de la historia de Al Ándalus. Posiblemente, los restos del Cementerio Real Nazarí se encuentren sepultados en algún lugar de la Autovía Sierra Nevada-Costa Tropical.

Probablemente Boabdil no llorara aquel 2 de enero de 1492 en el “Suspiro del Moro” como nos han hecho ver aunque cabe imaginarse el dolor que le produjo la muerte de su querida esposa, Morayma en 1493.

Tras morir su mujer Morayma, Boabdil marchó de la Alpujarra en octubre de 1493 con su séquito acompañado de Aixa la Horra, su madre, en dirección a la ciudad de Fez como huésped del sultán hasta su muerte ocurrida en 1533. 

Recientemente un equipo de investigación multidisciplinar árabe-español pretende exhumar y probar con modernas técnicas de ADN lo que creen que podían ser los restos del último dignatario nazarí bajo un templete abandonado en Fez (Marruecos). 

Este proyecto está financiado por Mustafá Abdulrahman, asesor cultural de la familia real de los Emiratos Árabes Unidos y apasionado por la historia, entre los que se encuentra el prestigioso forense vasco Francisco Etxeberría y el cineasta Javier Balaguer, que creen haber descubierto en Fez la tumba del último rey nazarí de Granada “Boabdil” junto a la de un santón llamado “Sidi Bel Kassem”, dentro de un pequeño templete cuadrado con cúpula denominado “qubba”. Para evitar la profanación era costumbre enterrar a un hombre santo junto a los reyes.

Por otro lado, la investigadora y académica de la Universidad de Cambridge Elizabeth Drayson ha analizado el origen de la tensión entre el Islam y Occidente remontándose al 2 de enero de 1492, “Día de la Toma de Granada”, tras pasar tres años trabajando en su nuevo libro “The Moor's Last Stand: The life of Boabdil, Muslim King of Granada”. 

"Que Boabdil fue una figura clave en un momento crucial en la historia del mundo no se puede dudar: las actuales tensiones entre el Islam y Occidente tienen sus raíces en su reinado y en el reino que perdió. La posteridad cristiana lo ha tratado con desprecio y compasión, visto desde la perspectiva de los vencedores. Pero mi relato presenta el otro lado de la moneda, revelando que las cuestiones de violencia, tensión y compromiso entre musulmanes y cristianos eran tan urgentes como ahora", opina Drayson.

Traicionado por su familia y socavado por las facciones y el conflicto interno, la derrota de Boabdil a manos del rey Fernando y de la reina Isabel simbolizó la transición que cambiaba la época de Granada del estado islámico al nuevo Estado cristiano que estaba en camino de convertirse en el mayor poder en la Europa moderna temprana.


La victoria cristiana marcó la finalización de la larga reconquista cristiana de España y terminó con siete siglos en los que cristianos, judíos y musulmanes habían vivido en su mayor parte pacíficamente y con provecho juntos, remarca la investigadora de Cambridge.

El fin del dominio musulmán en el corazón de España llegó a su fin el 2 de enero de 1492, cuando Boabdil entregó las llaves de la capital árabe al rey Fernando y a la reina Isabel. "Éstas son las llaves del paraíso", dijo antes de abandonar Granada con su madre Aixa.

Boabdil entregó Granada para evitar una matanza. El "Último Suspiro" ha sido usado por los historiadores para menospreciar y disminuir el legado de Boabdil, ignorando según Drayson, el inmenso sacrificio que él demostró al salvar a su pueblo de una cierta matanza a manos de los irrefrenables ejércitos de Fernando e Isabel que rodeaban Granada.

Según ella, el heroísmo de Boabdil, largamente repudiado por la mayoría de los comentaristas históricos, es evidente en su capacidad para reconocer la futilidad de la resistencia y la elección que hizo al rechazar el sufrimiento, la hambruna y la masacre de su pueblo. En su lugar, negoció los mejores términos de rendición posibles, rechazando el martirio y voluntariamente sacrificando su reputación por el bien mayor.

La celebración de la Toma de Granada cada 2 de enero desde 1495 como uno de los hechos históricos más importantes de la historia de España cada 2 de enero desde 1495 no está exenta de polémica al seguir polarizando sentimientos.

Muchos ciudadanos celebran en su lugar actos alternativos recordando bajo el lema" los genocidios no se celebran" recordando en su lugar la figura del poeta universal Federico García Lorca o Mariana de Pineda.

Lo que es evidente es que gracias a la valentía de Boabdil, que al capitular liberó a su pueblo de males mayores, la Alhambra de Granada no ha sido destruida, formando parte del legado andalusí, siendo actualmente el monumento más visitado de España con 2.500.000 de visitas en 2015.

Desde Granada, último bastión del legado andalusí, para el blog de mis culpas...