jueves, 25 de septiembre de 2025

Una breve visita al Museo Egipcio de Berlín

 

Papiro en el Museo Egipcio de Berlín donde se refleja el Juicio Final de Osiris





Breve introducción

Muy atrás quedaron ya aquellos primeros contactos de zagal con el mundo de los faraones del Antiguo Egipto, cuando observaba las antiguas viñetas de las aventuras de Tintín con su inseparable Milú. Sería a finales de los años sesenta del siglo pasado cuando cayó en mis manos “Los cigarros del Faraón” de Hergé, en la antigua biblioteca municipal de mi pueblo, cuyas tramas hacían las delicias de niños y adolescentes, aunque por la escasa edad, estábamos más pendientes de las viñetas que de lo que nos contaban los protagonistas.




Siempre nos ha fascinado la civilización egipcia como una de las señas de identidad y piedra angular del mundo antiguo. No podemos olvidar aquella legendaria película “Los Diez Mandamientos” donde el inolvidable Yul Brynner con su icónica calva interpretaba magistralmente la figura de Ramsés II [el Grande], o la monumental película "Cleopatra" interpretada por Elizabeth Taylor y Richard Burton, en el papel de Marco Antonio quedaron grabadas en nuestra frágil retina cinéfila.

Etimológicamente el término Egipto fue traducido al griego como Αἴγυπτος (Aígyptos). Es posible que provenga del término “Hout ka-Ptah”, que significa fortaleza del ka de Ptah en la antigua capital de Menfis en el Bajo Egipto y cuyas consonantes h-t-k-p-t quedaran con el tiempo en g-p-t. Ptah era considerado "maestro constructor", inventor de la albañilería, patrón de los arquitectos y artesanos.

Hace 6.000 años que los egipcios observaron que el Nilo crece cuando de la estrella Sirio [la más brillante del firmamento] aparecía en el horizonte durante el mes de junio y el nivel del Nilo comienza a disminuir cuando el sol se acerca a la constelación de Libra.

El estudio de éstos fenómenos permitieron a los egipcios crear una civilización, observar la astronomía y medir el tiempo creando un calendario solar, compuesto de doce meses de treinta días, más cinco complementarios. Los antiguos egipcios poseían conocimientos técnicos que les permitían medir el nivel de las aguas del Nilo mediante “nilómetros”, que les servían para que en función de las crecidas, calcular el número de cosechas y aplicar impuestos.

Al griego Herodoto se le deben las primeras descripciones sobre Egipto y las pirámides de la IV Dinastía de Gizeh, allá por el 450 a.C. No cabe duda de que los egipcios crearon un enorme ejército de obreros que sólo obedecían con el único fin de perpetuar sus memorables obras mientras el Faraón con su enorme ejército y la casta sacerdotal dirigían los destinos del país.

Herodoto nos dice, por ejemplo, que los sacerdotes egipcios “enumeraban según los papiros, los nombres de otros 330 reyes después de Menés [3150-3100 a.C.], quien desecó las tierras ganadas al Nilo para fundar Menfis.

Etimológicamente, el término historia deriva del griego ἱστορία “preguntar, explorar, descubrir”. El primer historiador conocido Herodoto de Halicarnaso [c.485 - c.424 a.C.], considerado el padre de la historia, quien en el siglo V a.C. realizó un viaje por el Mediterráneo y Grecia preguntando a los lugareños acerca de sus tradiciones y de sus relatos sobre las guerras médicas. En su obra “Historias de Herodoto”, el historiador por vez primera, no se contenta con narrar, sino que señala las causas de los acontecimientos buscando el profundo sentido de la evolución histórica. Una historia universal que no sólo se ocupaba de los griegos, sino también de otros pueblos del que fuera capaz de obtener un rico caudal. Herodoto convirtió en una regla que los historiadores explicasen los acontecimientos que contaban.

Más de 3.000 años de civilización en torno a un término: Faraón, como legítimo sucesor de Atum, Osiris y Horus evitaba que “el caos se adueñase del mundo”. El binomio orden sobre el caos, los principios de la vida y la muerte. Rebelarse contra el Faraón equivalía a quebrar el orden cósmico.

Cuando visitamos el Museo Egipcio de Berlín, pudimos impregnar nuestra retina de una civilización que comenzó hacia el 3100 a.C. Allí se encuentran algunos tipos de enterramientos, así como diversos papiros hallados en Saqqara que nos ofrecen una visión completa de la cultura escrita del Antiguo Egipto. 

Los papiros mencionan la vida como un paso previo hacia la eternidad, lo que nos hace pensar que las raíces del Cristianismo se encuentran en el Antiguo Egipto.

Muchos elementos esenciales del cristianismo guardan una estrecha relación con el antiguo culto a Osiris, Isis y Horus, como por ejemplo, la concepción sobrenatural, el nacimiento divino, las luchas contra el enemigo en el desierto, o la resurrección de entre los muertos en busca de la vida eterna. Incluso algunas fechas del antiguo calendario egipcio coinciden con las festividades cristianas.

Muchos de los dogmas cristianos parecen ser egipcios en su origen. Existen historiadores que manifiestan que los relatos del Jesús histórico se basan íntegramente en la vida y muerte del faraón egipcio Tut-Ankh-Amon. Corresponde a los historiadores ubicar el jeroglífico de la historia en su lugar, aunque siempre llevado por el máximo rigor histórico.

Los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron escritos varias generaciones posteriores de la época de Jesús, no siendo testigos oculares de los acontecimientos que describe la Biblia [Biblos, libro o papiro relacionado con el puerto fenicio homónimo como importante centro comercial de papiros].

Será el Concilio de Trento, entre 1545 a 1563, quien acepte los cuatro Evangelios incluidos en el Nuevo Testamento [Mateo, Marcos, Lucas y Juan].



Akhenatón (reinó 1353-1336 a.C.) y Nefertiti (c1370 a.C.-c1330 a.C.) Gran Esposa Real del faraón egipcio Akhenatón. Relieve en el Museo Egipcio en el Altes Museum Berlín.

Muchos egipcios acogían al Faraón tomando ramas de palmera para salir a recibirlo, lo que nos recuerda de alguna manera al Domingo de Ramos cristiano. 

Las ramas de palmera se utilizaban en el Antiguo Egipto para dar la bienvenida al faraón, representaban símbolos de victoria, paz y la vida eterna.  La palmera en el Antiguo Egipto, se relacionaba con el tiempo cíclico, la abundancia y el dios Thot, el inventor de la escritura, quien daba fe en el Juicio Final de Osiris.

Dicen algunos historiadores que el Jesús histórico vivió muchos siglos antes, y que el Moisés histórico podría haber sido Akenatón, así como el Jesús de la Biblia, Tutankamón. Ambos vivieron una similar época turbulenta, aunque grandes doctores y arqueólogos tiene la historia.

No hace falta recordar que Egipto quedó helenizado durante la época de Alejandro Magno en el año 332 a. C. y más tarde, con la Dinastía Ptolemaica, que finalizará con el suicidio de Cleopatra VII en el 30 a.C. quedando Egipto, tras la batalla de Actio, como una provincia romana.

La palabra “Crist” procede del griego Christos, que proviene de las consonantes del Antiguo Egipto HRST, que significa HeRu (Horus), hijo de Isis. La palabra Mesías surge del Hebreo y Arameo Mashih, que significa ungir [con grasa de cocodrilo, como era tradición con todos los reyes del Antiguo Egipto desde al menos 2700 a.C.]. Cristo/Mesías, significa el unguido, que es el rey. Otro nombre con el que se conoce a Dios es Emanuel.

El concepto del nacimiento del Mesías sin tener relaciones sexuales se originó en el Antiguo Egipto. Se dice que Isis ha concebido a su hijo Horus después de la muerte de su esposo Osiris. Isis se despierta embarazada con la semilla de Osiris.

Tutankamón como faraón egipcio era simbólicamente el hijo de una madre virgen (Isis).

Tutankamón, era el Señor de la Salvación, representando a Osiris en la tierra. De Tutankatón [dios Atón] se pasa a Tutankamón [dios Amón]. Todos los faraones egipcios desde el 3000 a.C. tenían el título, Hijo de Ra, grabado sobre la estela de Tutank-Amén, que se encontró en el templo de Karnak en 1905.

La idea de “virgen” alcanza su máximo nivel en los escritos de Santo Tomás de Aquino, durante el siglo XIII. La madre es virgen, y el niño es concebido por el Espíritu Santo sin ninguna relación sexual.

La relación entre Jesús de la Biblia con su padre es el mismo concepto que en el modelo de alegoría del Antiguo Egipto de Osiris, Isis y Horus. Nefertiti presuntamente debe de haber sido la madre de Tutankamón. Además tuvo tres hijas antes y tres hijas después de Tutankamón.

La escena habitual cristiana de la Virgen y el Niño sentado sobre ella era una estatua muy común en el Antiguo Egipto, como la estatua del siglo VI de Isis y su hijo Horus, en el Museo de Turín, quien inspirara al pintor del siglo XV Masaccio, en su representación de la Virgen y el Niño. En ambos casos, el papel de Isis en el Antiguo Egipto y el relato de la Virgen María son muy similares, pudiendo concebir sin la fecundación de un hombre.

Las mujeres en el Antiguo Egipto se representaban llevando un tocado de buitre, por ser un animal celoso de sus crías. Además, no tenían contacto sexual físico entre machos y hembras. La hembra del buitre quedaba fecundada al recibir las semillas del macho llevada por los vientos sin contacto físico. El buitre es un símbolo del nacimiento virginal.


El faraón Akenatón sufrió el peor de los males que puede sufrir un gobernante “la damnatio memoriae”, o borrar su nombre de la historia por haber suprimido a 2.000 deidades del panteón egipcio por el dios Atón.


Akenatón era el padre de Tuntankamón y la Reina Tiye era su abuela.

Tutankamón comienza a gobernar el 1336 a.C. en corregencia con su padre exiliado, Akenatón. Mientras vivía en Amarna se llamaba Tutankatón. Cuando trasladó su residencia a Menfis, comenzó a llamarse Tutankamón.




En la parte superior de su trono, se puede observar el símbolo de Atón con sus rayos extendiéndose, dando el ankh, la llave de la vida egipcia, a Tutankamón y a su esposa, Anjesenamón.




El ankh, o cruz ansada, era un símbolo del Antiguo Egipto representaba no solo la vida, sino también la eternidad, la inmortalidad y la protección divina. Su forma es una cruz con un lazo ovalado en la parte superior. Se le considera una llave para la vida y el más allá. Era un amuleto muy usado por dioses y faraones para asegurar la vida en esta existencia y la vida después de la muerte.

En 1968 se llevó a cabo un examen exhaustivo de la momia de Tutankamón por el profesor de anatomía R.G. Harrison, de la Universidad de Liverpool, y por A.B. Abdalla, Profesor de Anatomía de la Universidad de El Cairo.

…La momia no era de una sola pieza. La cabeza y el cuello estaban separados del resto del cuerpo, y los miembros habían sido separados del torso… 

Es evidente que Tutankamón no murió por causas naturales, sino que sufrió diferentes torturas físicas, tras ser colgado. Su máscara funeraria es la más exacta de un faraón que se ha encontrado, muestra los ojos de sufrimiento del joven rey, en su muerte.



Máscara funeraria de Tutankamón
Gran Museo Egipcio, Guiza


Papiro de El Cairo, con la máscara mortuoria de Tutankamón


Howard Carter, descubrió su tumba en 1922, proporcionando numerosas observaciones sobre los contenidos de las tumbas, que ofrecía similitudes asombrosas entre Tutankamón y el Jesús bíblico. Tutankamón murió probablemente en abril, en la misma época que el Cristo de la Biblia, coincidiendo con la festividad de la Pascua cristiana.

El Talmud identifica al asesino de Jesús como Pinjas, un sacerdote judío que vivió en el siglo XIV a.C. y fue compañero de Moisés.

La antigua Iglesia cristiana aceptaba las verdades ancestrales del Antiguo Egipto como dogmas del cristianismo. El mensaje espiritual de Osiris/Isis/Horus y la revelación cristiana en su origen son similares. El cristianismo comienza en el siglo I como una secta con orígenes casi egipcios, dándole en el siglo IV la espalda. La Biblia adoptó numerosas alegorías egipcias como verdaderos acontecimientos históricos.

El dios Atum se creó a sí mismo, engendrando a los gemelos Shu y Tefnut, quienes a su vez dieron a luz a Nut (el cielo/espíritu) y Geb (la tierra/materia). La unión de Tut y Geb produjo cuatro vástagos: Osiris, Isis, Seth y Neftis.

Al igual que el Jesús de la Biblia, Osiris simboliza lo divino en forma mortal. Osiris vino a la tierra en beneficio de la humanidad, al igual que el Jesús bíblico.

Isis, durante la búsqueda de Osiris, solicitó refugio en la casa de una mujer pobre. Lo mismo que Jesús montado en un pollino.

El ataúd de Osiris fue llevado a la costa de un país extranjero. Allí donde llegó el difunto cuerpo de Osiris, brotó un árbol, que creció grande y hermoso. Isis tuvo noticias del árbol y viajó allí vestida de plebeya, confesando su identidad a la reina y el propósito de su misión. Isis volvió a Egipto con el cuerpo sin vida de Osiris, concibiendo un hijo, Horus. Isis se impregnó del espíritu santo de Osiris. La concepción sobrenatural y el nacimiento virginal de Horus se incorporaron al cristianismo.

Cuando Horus creció a la edad adulta, desafió a Seth por el derecho al trono. Osiris fue traído de vuelta a la vida como Juez y Rey de los Muertos, mientras que Horus se convirtió en el rey de los vivos. Seth se convirtió en el rey del desierto. Osiris había resucitado entre los muertos.

  • Tanto Osiris como Jesús sufrieron y murieron.
  • Tanto Osiris como Jesús resucitaron al poco tiempo después de sus muertes.
  • Ambos se convertirán en salvadores de aquellos hombres y mujeres, con la garantía de la inmortalidad.

El rey ha muerto (Osiris). Larga vida al rey (Horus)

El-Asar o Lázaro, ha conservado el nombre del Antiguo Egipto de Osiris cuyo nombre en la lengua del Antiguo Egipto era Asar. El milagro descrito en el Evangelio de Juan nunca fue un acontecimiento histórico, sino un símbolo ampliamente usado y recurrente del poder de Dios para resucitar a los muertos.

En las enseñanzas de la Biblia, a Jesús se le denomina Hijo de Dios. A partir del siglo IV surgirán conflictos con respecto a la naturaleza de Dios y Cristo, y la relación entre ambos. Algo similar a la relación en el Antiguo Egipto entre Osiris, el Padre, y su Divino Hijo, Horus.

Cualquier egipcio en el Antiguo Egipto tenía la esperanza de la resurrección del cuerpo y la vida eterna a través de la inmortalidad. Osiris significaba el renacer vivía en cada uno de los egipcios. Creían que Osiris se había elevado desde la muerte sin haberse corrompido. Todo lo que había hecho Osiris, podrían hacerlo los antiguos egipcios siempre y cuando fueran justos durante la vida para alcanzar la vida eterna.

 



Día del Juicio

Anubis, representado con la cabeza de chacal y cuerpo de hombre, era el guía del alma del difunto hacia el tribunal de Osiris y supervisor del pesaje del corazón del difunto.

El Día del Juicio, Horus actuaba como mediador entre el difunto y Osiris, el Padre. Los egipcios querían que Horus le trajese de nuevo a la vida. La finalidad del hombre es alimentar la semilla de lo divino que se encuentra en el interior de cada egipcio. La escena de la siembra y de la cosecha, típica del Antiguo Egipto, es similar a la parábola bíblica. El ser interior de cada persona será el reflejo de sus obras y acciones.

El difunto egipcio verá toda su vida en un solo instante, mientras que Tot y los jueces evaluarán su comportamiento sobre la tierra. Desde la Dinastía VI, hace ya 4.300 años, existe la idea de que el cielo está reservado para aquellos que hayan tenido un comportamiento justo, ya sea el Faraón o cualquier otra persona.

El alma del difunto es conducida a la Sala del Juicio del Ma-at Doble, porque la balanza solo se equilibra cuando existe una igualdad de fuerzas opuestas. El símbolo de Ma-at es la pluma de avestruz, que representaba la verdad, la justicia, el orden cósmico, el equilibrio y la armonía.

Presidía la Sala de Justicia en el inframundo, Osiris. El escriba de los dioses Thot, registraba el veredicto de los 42 jueces que daban fe del Juicio de Osiris, al que apoyaban Isis y Neftis.

Si las 42 confesiones son negativas, Osiris otorga una sentencia favorable, iniciándose el proceso hacia la vida eterna del difunto que se unirá a Ra, que representa la Luz para navegar a través del cielo en su barca celestial. Ra se asocia con el glifo del ojo que percibe la luz y se mueve hacia la muerte mientras que Osiris representa la resurrección hacia una nueva vida. El difunto se identifica con Osiris, y al volver a la vida, se identificará con Ra.

Si los platillos no permanecen equilibrados, el alma imperfecta renacerá de nuevo en un nuevo cuerpo físico para ofrecer al alma una oportunidad de perfeccionarse más en la tierra.

Si por el contrario, el corazón pesaba más, era devorado por Ammit, con cabeza de cocodrilo y cuerpo de león e hipopótamo. Ammit, representaba la aniquilación de aquellos que habían sido injustos durante su vida. 

Algo muy similar al Infierno, Purgatorio y Paraíso de Dante Alighieri en el siglo XIV.

El cristianismo en el Juicio Final hunde sus raíces en el Antiguo Egipto.



Mercenario bebiendo cerveza con una caña
Museo Neues de Berlín


La fabricación de cerveza más antigua del mundo a gran escala posiblemente se remonte a la época de Narmer, el primer rey que unificó el Alto y Bajo Egipto, hace 5.000 años, dando lugar a la primera Dinastía de los Faraones. Una de las ofrendas a los dioses por parte de los faraones era la cerveza.

El Código de Hammurabi (1772 a.C.) regulaba la producción y venta de cerveza en Babilonia, estableciendo severas penas, incluida la muerte, para los cerveceros y taberneros que no cumplieran con los estándares de producción y venta.

La primera huelga de la que hay registro en la historia,  ocurrió en el año 1152 a.C. (o 1166 a.C., según otras fuentes), en el Antiguo Egipto, en tiempos de Ramsés III de la XX Dinastía. Fue protagonizada por los obreros y artesanos de las tumbas reales en Deir el-Medina que reclamaban el pago retrasado de sus raciones, que incluía cerveza, entre otras provisiones.

Narmer fue el primer rey que unificó el Alto y el Bajo Egipto. Gobernó hace más de 5 mil años y está considerado por algunos como el fundador de la primera dinastía de faraones.


Algunas festividades


Los egipcios veían a sus festividades como la consecuencia del orden cósmico. Asociados a la siembra con la bajada del río Nilo, cultivo agrícola, recolección de frutos, etcétera. El ciclo solar domina las estaciones y el lunar se encarga de la fecundidad y los diferentes fenómenos meteorológicos. El ciclo de 40 días para los egipcios significaba el tiempo para morir o renacer, ya que se tarda 40 días después de la muerte [periodo de momificación] para que el alma abandone el cuerpo completamente.

Plutarco decía que la alegoría de Isis y Osiris, tenía todos los elementos de la Última Cena cristiana, es decir, una conspiración, una cena, unos amigos y una traición [Seth por Judas].

El calendario egipcio celebra el 25 de diciembre la muerte de Osiris y el nacimiento de Horus, mientras que el cristiano, celebra ese mismo día con el nacimiento de Jesús. El calendario copto o alejandrino se basa en el antiguo calendario egipcio.

Clemente de Alejandría, comparaba el calendario solar egipcio con el cristiano que intentaba situar las fechas de la Epifanía y de la Natividad, en el calendario solar egipcio.

Julio César llega a Egipto en el 8 a.C. y encarga al astrónomo Sosígenes de Alejandría que introdujera un calendario en el imperio Romano. Así surge el calendario juliano de 65 días y de 366 cada año bisiesto.

El ritual del bautismo es anterior al cristianismo. Se realizaba en los lagos sagrados de los templos del Antiguo Egipto en el propio río Nilo.

La festividad pagana de la primavera coincide con la Pascua cristiana, la piedra angular sobre la que se construye la fe cristiana.

Los antiguos egipcios identificaban a Osiris con la Primavera, el día en que se creía que había resucitado entre los muertos. Hace más de 5.000 años que los antiguos egipcios celebraban la Fiesta de la Primavera, donde Osiris resucitó tres días más tarde, el domingo. Algo similar ocurre con el calendario cristiano, donde el Domingo de Resurrección es su día más feliz.

En la tradición del Antiguo Egipto, el espíritu del difunto tarda 40 días en salir completamente del cuerpo y ascender a los cielos. El calendario cristiano conmemora el Día de la Ascensión el día 40º después de la Pascua, después de la Resurrección.

Después de que Osiris ascendió a los cielos, Isis comenzó a llorar, la víspera del 8 de junio. Se conmemora la primera gota que calló en el Nilo, para comenzar la temporada anual de inundaciones del Nilo. 50 días después de la primera lágrima de Isis, los antiguos egipcios celebraban la reaparición de Osiris en forma de Horus resucitado.

El 15 de agosto se conmemora la Ascensión de la Virgen María a los cielos, después de su muerte. Ese mismo día, los egipcios han estado conmemorando, desde hace siglos, una festividad muy similar que se refiere a la simbólica muerte de la Virgen Madre del Antiguo Egipto, llamada la Novia del Nilo. Los egipcios asociaban la primera lágrima de Isis con el comienzo de la crecida del Nilo.



Nefertiti, esposa de Akenatón

Pero no cabe duda de que la joya de la corona del Neues Museum o Museo Nuevo de Berlín es el busto de la reina egipcia Nefertiti de la XVIII Dinastía, en el Imperio Nuevo, de 3.300 años, descubierta por el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt el 6 de diciembre de 1912 en el Valle de Amarna, y expuesta por vez primera en Berlín en el Neues Museum. Se cree que el maestro escultor Tutmose lo realizó en 1345 a. C. debido a que se encontró en su taller en Amarna, capital en tiempos de Akenatón.

Nefertiti fue la Gran Esposa Real del faraón Akenatón "siervo de Atón" (también conocido como Amenofis IV), del antiguo Egipto, quien promovió el primer monoteísmo de la historia al declarar al dios solar Atón como el único dios de Egipto ordenando la eliminación del nombre e imagen del dios Amón, una deidad tebana fusionado con Amón [dios del aire y la fertilidad] y Ra [dios del sol, creador del universo y de las estrellas]. La fusión de ambos dará lugar al Creador Supremo.

Ante esta hecatombe para los intereses de los sacerdotes egipcios que cuidaban del culto de al menos dos mil deidades, éstos se quedaron sin trabajo. Entonces surgirán fuertes discrepancias con el politeísmo. A Akenatón le sucederá su hijo Tuthankhamón [de la XVIII Dinastía].

El busto de Nefertiti de 50 cm de altura y 20 kg de peso es un busto de piedra caliza con estuco pintado que corresponde a Nefertiti, la Gran Esposa Real del faraón de Egipto Akenatón [décimo faraón de la XVIII Dinastía], quien promovió el primer monoteísmo de la Historia.

Etimológicamente, en egipcio antiguo el término Nefer [hermosa] e iti [ha llegado] significa "la bella ha llegado". Nefertiti se ha convertido en una de las mujeres más famosas del mundo antiguo y en un icono de la belleza femenina.


Si los planetas estiman alinearse en mi favor, será una inmensa satisfacción para el que escribe estas letrillas visitar algún día las Pirámides de Gizeh junto con el Gran Museo Arqueológico de El Cairo, ubicado en Gizeh, para ilustrarnos humildemente de una gran civilización de más de tres milenios.


Desde la Isla de los Museos de Berlín, para el blog de mis culpas...




P.D. El "rokiski" con su diseño alado de inspiración egipcia es el distintivo oficial del Ejército del Aire de España. Fue diseñado por la infanta Beatriz de Orleans en 1913. Su nombre se debe a su grabador, Luis Rokiski, quien fabricó las insignias marcándolas con su apellido. Este emblema en sus diferentes versiones las llevan casi todos los Ejércitos del Aire del mundo.



El disco solar alado hunde sus raíces en el Imperio Antiguo egipcio, sobre el siglo XXVII a. C. Más de cuatro milenios contemplan este símbolo.


Bibliografía

Raíces del Cristianismo del Antiguo Egipto, por Moustafa Gadalla

Museo Egipcio de Berlín


Enlaces interesantes




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